Los peligros de la autopublicación

Algunas gente dice: “ay, si yo tuviera tiempo para escribir, menudo bestseller iba a crear”. A mí me gustaría responderles algo como “y si yo tuviera tiempo de tocar el piano, sería uno de los mejores pianistas del mundo”. Las cosas no funcionan así. Para ser el mejor pianista del mundo tienes que tener un talento innato, un montón de suerte y, sobre todo, muchísimas horas de práctica. Con la escritura pasa igual. 
Con la autopublicación, mucha gente se salta todos los pasos, y a poco que se descuide lo primero que escribe en su vida acaba publicado en Amazon. Eso es peligroso. Publicar no debería ser fácil, y en esta entrada intentaré explicar por qué. Dejo antes claro que no considero que la autopublicación sea mala ni desprecio a los autores que se autopublican. En breve escribiré otro artículo sobre las bondades que tiene la autopublicación, pero en éste quiero mostrar la otra cara de la moneda. 
 
Joe Hill. Fuente, Wikipedia.
Joe Hill es un buen ejemplo para explicar mi punto de vista. Este escritor usa un seudónimo porque es el hijo del famoso Stephen King. Durante los primeros años de su carrera escribió una gran cantidad de relatos, que fueron rechazados por diversas editoriales. Al cabo del tiempo, logró escribir un libro del que estaba muy orgulloso. En sus propias palabras era “como una novela del estilo de Tolkien, pero escrita con los valores de una novela de John Irving. Es decir, no habría grandes aventuras ni dragones. La historia trataría sobre la familia y la educación de los hijos, pero ambientada en un mundo fantástico”[1].
Es una gran idea, pero hay que reconocer que resultaría muy difícil venderle algo así a un editor. Joe Hill debió de darse cuenta también, porque en aquel momento consideró la posibilidad de desvelar su auténtico nombre con tal de verla publicada. Él creía que la novela era muy buena (y por tanto, añado yo, también que la rechazaban injustamente). Apellidarse King sin duda le permitiría saltarse ese filtro sin problemas. Al final no lo hizo, pues pensó que “si no era lo bastante buena para ser publicada por sus propios méritos, entonces estaba bien que no se publicara en absoluto”.   
Yo voy ya por mi sexta novela. He escrito novelas pueriles, novelas indignas, novelas tan deudoras de otros autores que ahora me provocan sonrojos. Algunas fueron abandonadas a mitad del proceso. Todas ellas están metidas en algún cajón, real o metafórico, y ese es el sitio en el que deben estar. A veces, de noche, las saco de allí y las echo un vistazo. Hay partes que me gustan, otras me hacen sonreír. Pero esas palabras son mías, y no son para nadie más. Son parte de mi entrenamiento como escritor.
Tengo la suerte de que cuando empecé a escribir la autopublicación era un fenómeno casi inexistente. Amazon fue fundada en 1994, pero el primer Kindle no apareció en el mercado hasta el año 2007. Tenía dieciséis años cuando logré juntar las suficientes palabras como para crear mi primera novela. Se llamaba “Idimmu”, y en su momento estaba tan orgulloso de ella que creé una portada, hice fotocopias y las repartí entre mis amigos. Si la hubiera escrito en 2014, quizá –bueno, seguro- habría acabado publicada a través de Amazon.
Recuerdo sobre todo una de las críticas, creo que fue de la madre de un amigo. Me dijo que la palabra “oscuridad” aparecía continuamente. Todo en la novela era “oscuro”, todo era “oscuridad”. En aquella época yo era demasiado orgulloso para aceptar comentarios negativos, y mi novela, además de ser malísima, jamás habría pasado el filtro de ninguna editorial. Ni siquiera había vivido lo suficiente como para tener algo interesante que contar.
Al leer extractos de algunas de las novelas autopublicadas en Amazon, me recuerdan a mi ópera prima. Son cosas que no deberían haber visto la luz, y sobre todo, que no deberían venderse ni tomarse en serio. Por otra parte, también hay novelas autopublicadas de gran calidad. Hay incluso autores reconocidos atreviéndose a salir del mercado editorial y arriesgándose a distribuir sus obras de forma independiente. Y hay muchas novelas publicadas por los medios tradicionales que no son más que basura. El libro electrónico y la autopublicación suponen la oportunidad de oro para la nueva generación de escritores, pero hay que tener cuidado.
Como autor, saltarse algunos filtros editoriales puede estar muy bien. Una novela puede ser poco comercial, como la de Joe Hill, pero eso no quiere decir que no vayan a existir lectores potenciales. La editorial tal vez no quiera correr el riesgo, y eso es muy respetable, pero hay un límite a la cantidad de misterios históricos y vampiros castrados que es capaz de tolerar el lector medio. El escritor puede así buscar su propio nicho fuera del circuito más comercial.
¿Qué es lo que falla? La gramática y la ortografía
Saltarse otros filtros resulta más problemático. El primero es el del léxico y la gramática. Una errata ocasional es permisible, incluso alguna que otra falta ortográfica menor. Pero no más. Lo primero que debe aprender un escritor son sus herramientas de trabajo más básicas, la expresión y el vocabulario. Si el autor del libro no está dispuesto a hacer esto por sí mismo, mejor que no me haga perder el tiempo. Ni siquiera a 0,89 euros.
Aunque en las editoriales de verdad se hace una corrección ortotipográfica que puede subsanar algunos errores –muchas veces inevitables- de los textos que se van a publicar, una novela llena de faltas ortográficas jamás será tomada en serio y se rechazará de inmediato. Si el escritor no domina el lenguaje al nivel más básico, ¿cómo va a escribir una buena historia? Obvio, ¿no?
Bueno, pues no es tan obvio; puedes encontrarte gente por todas partes que defiende que lo que importa es la historia, y que aquellos que se centran obsesivamente en destacar la pobreza léxica y las faltas ortográficas del texto guardan alguna inquina personal contra el autor. A veces me pregunto por qué alguna gente se pone a escribir en primer lugar. ¿Es porque eligen el arte más “fácil”, el de valoración más ambigua, el que produce resultados más inmediatos, después de la fotografía?
¿Y qué más falla? La estructura y la valoración
El segundo filtro que ningún escritor que se precie debería saltarse es el de la valoración externa. Esto no excluye una primera valoración llevada a cabo por el autor. La autocrítica es buena, siempre y cuando no acabe lisiando de por vida la creatividad del artista. El escritor no puede hacer mucho más. Es parte interesada. Y lo mismo pasa con los lectores cero. Pueden dar magníficos consejos, pero no cuentan como valoración externa.
Un libro no tiene por qué necesitar una editorial para publicarse, pero desde luego necesita un editor, del mismo modo que un escritor necesita cartas de rechazo. Casi todos los grandes escritores tienen un buen montón de ellas, y las exhiben con orgullo. Han sido una de las partes más importantes de su carrera, lo que los ha convertido en lo que hoy son. Uno puede discutir durante horas sobre el papel de las editoriales tradicionales, sobre si estamos asistiendo a su ocaso y todo lo demás. Quizá sí y quizá no. Yo creo que puede desaparecer el papel de la distribuidora, y quizá también, en parte, el de la publicidad. Pero jamás debe prescindirse del papel del editor.
El autor que decide autopublicarse debería invertir algo de dinero en procurarse una buena valoración de manos de un profesional. Un editor no sólo es un gran lector, es también un buen lector. Sabe lo que funciona y lo que no. Hay editores que han tenido un peso fundamental en la constitución de grandes mitos literarios, como Gordon Lish con Raymond Carver.
¿Hay algo más que falle?
Pues sí, que el mercado no se auto-regula. Si el propio mercado editorial “oficial” ya produce muchos más libros de los que los escasos lectores que tenemos en España están dispuestos a consumir, inundar el mercado de obras autopublicadas no hace más que empeorar la situación. Que haya muchos libros no es bueno, porque los buenos libros se pierden entre la avalancha de títulos, y las voces personales se confunden entre las voces genéricas.
  El sistema de valoración de Amazon no funciona. Un escritor puede subir su libro a la plataforma en veinticuatro horas. En ese tiempo nadie se preocupa de la calidad de lo que se está ofreciendo. Si la novela se vende, entonces empieza a escalar posiciones en el top. Si los lectores van escribiendo valoraciones positivas, el libro gana estrellas. Parece un buen sistema, ¿no? Pues no funciona.
      Yo no me fío de esas valoraciones. Aunque sean de lectores auténticos y no de sus amigos. Cosas como ésta, en parte, tienen la culpa. Como lector, además, me da miedo comprar libros autopublicados que no lleguen avalados por alguien cuya opinión tenga en gran estima. Que yo piense así, creo que indica que existe un problema muy serio con la falta de calidad en la autopublicación.
Por último
No quiero ofrecer una visión tan negativa sobre la autopublicación. Es un fenómeno que está aquí para quedarse y con el que todos (escritores, editores y lectores) tendremos que lidiar. Publicaré la contrapartida, “las ventajas de la autopublicación”, en un par de semanas. Mientras tanto, me gustaría que esto fuera un debate, y que en él participáramos todos. Sé que hay muchos de vosotros que habéis autopublicado vuestras obras y que estáis satisfechos con el resultado. También sé que hay muchos lectores que consumen este tipo de novelas. Vuestras opiniones e ideas pueden ser muy enriquecedoras y estaría muy agradecido si las compartierais conmigo.
Así que, ¿qué pensáis vosotros de la autopublicación? ¿Os habéis encontrado con muchas obras de mala calidad? O, por el contrario, ¿habéis descubierto autores magníficos que han sido despreciados por el establishment editorial?


Edit: He eliminado los últimos párrafos debido a que, como bien me han indicado en los comentarios, Amazon sí cuenta con vista previa de ebooks en su página española.


[1] http://www.nytimes.com/2007/03/18/magazine/18hill.t.html?pagewanted=all&_r=0

13 comentarios

  1. Soy un sueguidor tuyo en tw y debo decirte que tu articulo ma ha resultado muy interesante.
    Soy escritor novel y creo que tenes razón, a veces el deseo es mayor al analisis de tu propia obra.
    Lo cierto es que creo que las posibilidaes son tan escasas(por lo menos aquí en Argentina)que a veces vale la pena intentarlo, aunque tomando uno mismo sus propios recaudos, aunque adhiero que la mano de un corrector, y de un editor ayuda y mucho.Saludos y gracias

  2. Hola Alejandro. Tienes razón, el camino del escritor novel es muy duro y hay mucha competencia, pero yo creo que no hay que desanimarse. Con cada nuevo relato, con cada nuevo manuscrito, mejoramos y aprendemos algo nuevo. Esto siempre aumenta las posibilidades de ser publicados.
    También puede llegar el momento en el que decidamos lanzarnos a la piscina y apostar por la autoedición. Dicho esto, en ese caso sería bueno aceptar consejos de un profesional del mundo editorial, igual que haríamos si emprendiéramos cualquier otro tipo de negocio o inversión.
    Muchísimas gracias por tu comentario. Espero seguir viéndote por aquí. ¡Un abrazo!

  3. Muy buen artículo, Victor, aunque creo que te falla en un aspecto fundamental. En Amazon, sí tienes la oportunidad de leer un fragmento de la obra antes de comprarla, que equivale más o menos al 10%. En amazon.es, se descarga en tu kindle y en amazon.com puedes leerlo directamente en tu navegador, pinchando sobre la portada. Como bien dices, es algo esencial para el posible comprador; qué mejor forma de saber si un libro te engancha que leer el primer capítulo.

    Por otra parte, no estoy de acuerdo con tu afirmación de "que haya muchos libros no es bueno". Para empezar, antes de que surgiera la autopublicación, ya había muchos libros; en eso solo hemos ido a más, pero es algo positivo. Primero, porque es bueno para los lectores. Creo que coincidirás conmigo en que cualquier lector que se precie preferirá una oferta de 1000 libros antes que solo 100. A los que nos gusta leer, nos gusta leer mucho y limitar la oferta es contraproducente. En segundo lugar, es bueno para los escritores, porque el aumento de oferta precisa de gente que escriba libros. No todos triunfarán, ni mucho menos, y bastantes serán malos (se ha publicado mierda ahora y antes de internet), pero estoy convencido de que los diamantes terminan saliendo a la luz.

    Para mí, la autopublicación ha igualado las reglas de juego y ha puesto todo el poder en manos del lector, que es el que decide la compra. Un libro autoeditado, si se hace bien, tiene la misma o mayor calidad que un libro publicado de forma tradicional. Por supuesto, al eliminar todas las barreras te encuentras muchas obras mal editadas, llenas de errores ortográficos y de formanto y que parecen escritas por aficionados, junto a otras de una factura impecable. Pero es que España está empezando a vivir este fenómeno. La prueba de fuego será dentro de unos años; ahí veremos cuántos de estos autoeditores sobreviven.

  4. Hola Miguel Ángel, muchas gracias por tu comentario y bienvenido al blog. Con respecto a lo de la vista previa, tienes razón. Siempre la había visto en Amazon.com, pero nunca para libros autoeditados en español, que supongo se suelen vender a través del dominio .es y de ahí mi confusión.

    En cuanto a lo de "que haya muchos libros no es bueno", lo mantengo, aunque quizá necesite una aclaración. Lo que me parece que hay es un desequilibrio entre el número de nuevos libros publicados y el número de lectores. Lo que hay que conseguir es que aumente la demanda, para que todo esto sea un negocio sostenible. A mí me encanta que la oferta sea grande y que haya donde elegir, pero sí que creo que tiene cierto sentido limitarla. Estoy totalmente en contra de cualquier tipo de censura; la limitación sería el establecer mínimos criterios de calidad, que ha sido hasta ahora el trabajo que han hecho (mejor o peor) las editoriales tradicionales.

    Estoy de acuerdo contigo cuando dices que se ha publicado mierda ahora y antes de Internet. No existe la menor diferencia entre un libro de una de las mayores editoriales del mundo y un libro autoeditado, siempre y cuando el escritor que autoedite su libro haya contado con la colaboración de un editor, de un corrector ortográfico, etc. o haya sido capaz de suplir estas carencias por sí mismo. Quitando esto, todos los libros son palabras, y al final es lo único importante.

    La diferencia, y lo que considero que es la gran ventaja de la autoedición, es que se elimina también la parte negativa que han jugado las editoriales en la difusión de la literatura. Como empresa, una editorial busca rentabilidad por encima de calidad. Muchas veces apuesta por las novelas que tendrán buenas ventas, en lugar de arriesgar por novelas que podrían llegar a ser muy populares, pero de comercialización más arriesgada.

    Por cierto, enhorabuena por tu web, está llena de contenidos interesantes. Un abrazo.

  5. Querido Víctor,
    Como autora híbrida, creo que tienes razón en muchas de las cosas que dices. Siempre he mantenido que la figura de un corrector (de estilo y ortotipográfico) es imprescindible, que es fundamental el buen maquetador y el ilustrador/portadista. Todos las partes responsables de que el libro sea un buen “producto” deben estar presentes, tanto en la autoedición como en la edición tradicional.
    Si te sirve de idea para las ventajas: a mí, el saber cómo se hace todo el proceso, el trabajar mano a mano con los profesionales y no a través de un editor tradicional, me ha enseñado muchísimo y he aprendido a valorar el trabajo de estos profesionales. Cosa que, antes, cuando publicaba solo de forma tradicional tal vez no hacía.

    1. Claro, supongo que cuando autoeditas eres mucho más consciente de la labor de todas esas personas asociadas al mundo editorial que contribuyen a la creación de un producto de calidad. Ha pasado ya bastante tiempo desde que escribí estos dos artículos; ahora no tengo ninguna duda de que el camino a seguir es el de escritor “híbrido”. Un abrazo.

  6. Saludos. Me parece un artículo muy puesto en razón; que se asienta solo de puro lógico. Precisamente he echado en falta ese lector del que se habla en él. Me explico: Una editorial menor me ha publicado una novela en Amazon, pero porque le gustó a mi primo, el editor. Supongo que es lo que llamas un lector 0. No es ni mucho menos mi primera novela, pero sí la que considero más lograda, aunque no desde el punto de vista comercial, sino literario. Soy Doctor en Filología y profe de lengua y literatura de Segundaria, aunque considero que no academicista. Tengo unas cuantas lecturas y un poco de fondo de armario personal. Nací en el 65. Estoy empezando a hacer autopromo en Twitter, algo que no tiene mucho que ver con lo que me preocupa u ocupa como lector y escritor, pero no vendo ni recabo reseñas, y además me siento en un entorno que no me interesa demasiado, y en el que me muevo porque “es necesario”, me dicen. Acabo de empezar, pero lo comprendo. NO hay queja. Quizá no merezca otra cosa, o quizá sea que la novela no ha encontrado el lector/editor que me reconozca. Es una duda perfectamente seria. Pero sin lectores, populares y profesionales, no tengo feed-back real y/o cualificado, y no alcanzo a saber QUIEN SOY.
    Me doy cuenta de que me está haciendo falta ese bendito editor-lector (o viceversa) que sepa ayudarme a madurar como escritor, si no merezco. Pero he sido algo negligente con eso de llevar mi novela por ahí. Una autoeditada comenta que el autor que se autoedita tiene que planteárselo como el que busca empleo. Y yo creo el otro, el que publica por cuenta ajena, también. Si ganas un premio saltas de oca a oca temporalmente, pero no ha sido mi caso hasta ahora.
    Yo soy más de cueva, pero necesito lectores. Y creo que al principio (ahora), lo que más necesito es un lector inteligente, sea editor o no. Mis amigos (algunos profesores) no creo que cuenten. Su juicio está mediatizado.
    Sé que es abusar de este medio de contacto, pero… ¿habría alguna posibilidad de que le echaras un vistazo? No creo que sea una experiencia penosa. En cualquier caso, gracias por esta plataforma y por el tiempo que has perdido leyendo esta nota.

    P.D.: Por si te animas a curiosear, mi twitter es Enrijo Dí de Martín @EnrijoDi. Tengo un perfil también en Lector Cero: http://escaparateliterario.com/joseenriquediaz

    Gracias otra vez

    1. Buenas, José Enrique. Muchas gracias por tu comentario. Lamentablemente en este asunto no te puedo ayudar gran cosa, pues no me dedico a los servicios literarios. Lo que necesitas es sin duda uno de esos que llaman lectores profesionales, alguien que leerá tu manuscrito y lo analizará de forma sistemática para encontrar fallos y asesorarte convenientemente. Ana González Duque (que, como ves, ha escrito en esta misma entrada) trabaja como lectora cero http://www.anagonzalezduque.com/p/trabaja-conmigo.html y es una auténtica hacha. Otra opción es la web https://www.teloseditamos.com/ donde creo que hay buenos profesionales detrás. ¡Un saludo y mucha suerte con esa novela!

  7. Muy bueno y con gran verdad en todo lo que dices. No debería valer todo sin filtro.
    Afortunadamente mis tres obras hasta el momento publicadas pasaron bajo valoración editorial, invirtiendo algo de dinero para conseguir que vieran la luz. Si bien es cierto que mi primera novela no cumplió ni siquiera las expectativas que me había planteado, me ayudó a introducirme en el mundo literario. He ido aprendiendo y ensayando mis letras y después de 10 años en el terreno pienso que todavía me queda muchísimo por aprender.
    La auto publicación es un tanto peligrosa para el ego del autor, pero no mala.

  8. Hola Victor,
    llego aquí atraído por tu entrada sobre FocusWriter, ya que me dispongo a escribir un guión por primera vez. En el ámbito de los guiones, creo que podríamos cambiar al editor gran lector, por el típico guionista revisionista, previo pago. Según yo, en el momento que registras tu creación, antes de mostrarla a nadie, ya te estás autopublicando, cosa imprescindible ante cualquier obra escrita. Estoy contigo en cuanto a la veracidad de las valoraciones, toda valoración es subjetiva, puede que unas sean honestas y otras interesadas. Como lector no me decidiría adquirir un libro por sus valoraciones en un lugar como Amazon, partiendo de la base de que soy tradicional a la hora de comprar lo que quiero leer, jamás he leido en formato digital, a no ser una partitura en PDF, aunque si la necesito, antes procuro buscar su publicación impresa. Necesito el papel para sumergirme. Las cosas que escribo las plasmo en libretas y los libros que quiero leer siempre los encuentro impresos. Crecí rodeado de libros y para mi una pantalla no puede suplirlos, aunque ocupasen menos espacio físico y cualquier otra supuesta bondad. Pero aún sin haber comprado nada en Amazon, en alguna ocasión también me he dejado mal aconsejar por las valoraciones, incluso de escritores famosos. Por poner un ejemplo de Élmer Mendoza, escritor mexicano, más que consagrado, avalado por autores como Almudena Grandes, Arturo Pérez-Reverte o Juan Marsé. Bajo mi criterio, subjetivo también, para leer una buena novela negra, hay autores mucho mejores, como Andreu Martín o Francisco González Ledesma, y si lo que te llama es la temática del narco, pues Don Winslow, aunque también es bastante redundante. Sobre a lo de poder leer previamente un porcentaje de la obra, que se señala por aquí arriba, me parece una opción interesante si se trata de páginas correlativas, pero soy de la opinión de que precisamente para generarse una más o menos razonable, se deben leer al menos unas 40 o 50 páginas, si tras ese impasse sigue sin engancharte, es mejor dejarlo estar y dedicar tu tiempo a otra lectura, o a escribir. Un saludo.

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