Has terminado la última versión de tu borrador y ahora te estás planteando enviarla a editoriales o autopublicarla. En ambos casos necesitas tener una idea muy clara del contenido de tu libro, a quién está dirigido y, por tanto, a qué género pertenece. Pero, ¿cómo elegir el género de tu novela?
Sí, he dicho «elegir», aunque suene raro. Pronto verás por qué.
Muchas veces el género de una historia resulta evidente. Imagina que has escrito una historia con elfos y dragones. Está claro que es de género fantástico, piensas. Y seguramente tengas razón. Pero vivimos en un mundo con etiquetas cada vez más específicas. Así pues, ¿a qué subgénero pertenece? ¿Es alta o baja fantasía, es fantasía oscura, urbana, grimdark, fantasía épica, heroica, gaslamp, de espada y brujería, new weird, slipstream, medieval, paranormal?
Elegir correctamente el género o subgénero de tu novela es muy importante, porque de ello dependerá tu éxito entre tu público objetivo. Si has estado trabajando una audiencia que no coincide con el libro que has escrito, tienes un problema. Además, en ciertas ocasiones puedes haber escrito una historia que tiene los elementos suficientes como para poder pertenecer a un género u a otro; se encuentra entre medias. No sé si es algo frecuente o no, pero la mayoría de las historias que escribo son híbridas. Lengua de pájaros, sin ir más lejos, es una mezcla de fantasía y terror (con más de lo primero que de lo segundo, quiero pensar).
En esos casos, ¿cómo elegir el género de tu novela?
La respuesta es muy sencilla. Puede ser el que tú quieras.
Esto es así porque muchas veces los géneros no son compartimentos estancos, estructuras limitantes o plantillas a seguir. En los casos en los que una historia puede adscribirse a más de un género, la elección pasa a ser una cuestión de marketing y de lectores objetivos.
¿Por qué? Porque, al margen de la opinión que nos merezcan estas clasificaciones, una de las funciones principales que cumplen los géneros es segmentar la literatura en áreas para guiar a los lectores.
Te voy a ofrecer un par de ejemplos para explicarme mejor.
Cómo cambiar de género un libro sin tocar una sola palabra
Terry Pratchett escribía fantasía humorística. Normalmente puedes encontrarlo en las secciones de género fantástico de las librerías, junto a autores como Brandon Sanderson, J. R. R. Tolkien o Joe Abercrombie, porque la mayoría de sus historias están ambientadas en un mundo de fantasía de inspiración medieval (o victoriana, según vamos avanzando en la saga). Sin embargo, si se hubiera primado el género de humor sobre el fantástico, estaría acompañado por Stephen Fry, Christopher Moore o Douglas Adams, autores con los que estilísticamente tiene mucho más en común. Al mismo tiempo, accedería a un tipo de público muy diferente (y perdería parte del otro, como es lógico).
Sin embargo, con un pequeño cambio de portada podemos alterar el género de varias de las novelas de este autor:
¡Tachán! Os presento a Terry Pratchett, afamado escritor de YA. No es que Pratchett no hubiera escrito novelas juveniles antes, o no tuviera un público juvenil en mente cuando publicó las novelas de Tiffany Aching (puede ser). Sin embargo, lo que es indudable es que en su primera edición formaban parte la saga de Mundodisco, y como tales aparecieron en el mismo formato que los demás, pensadas para un público mayoritariamente adulto y lector de fantasía.
En 2017 la editorial decidió relanzarlos con una nueva portada con un estilo que, más que Young Adult recuerda a un upper-middle grade, cambiaron las tipografías y el formato y, al hacerlo, consiguieron alcanzar un público nuevo. Aquí tenéis un resumen del proceso de composición de la portada.
Esto se llama rebranding, y se lleva haciendo desde… no sé, desde que los anglosajones empezaron a inventarse palabras para justificar sus puestos de trabajo en los departamentos de marketing.
Podemos encontrar el ejemplo opuesto en la saga de Harry Potter. A estas alturas todos sabemos que, aunque los libros fueron escritos con un público juvenil en mente, han sido leídos por millones y millones de adultos. Como las primeras portadas tenían una estética algo infantil, y los adultos somos gente muy seria y nos da vergüenza que nos vean leyendo según qué cosas en el metro, los del departamento de marketing de Bloomsbury decidieron hacer esto:
Desde entonces, han existido siempre al menos dos versiones para los libros de Harry Potter en Reino Unido: una «infantil» y otra «adulta». El texto es el mismo, solo cambia la presentación, el envoltorio. Si os fijáis, la edición para adultos utiliza además un estilo de portadas que recuerda o bien a la novela histórica o a la novela de detectives, según la versión.
Creo que J. K. Rowling admitió en algún momento que sus libros debían bastante a las novelas de Agatha Christie, y es cierto. Cada una de las novelas del joven mago se apoya en una trama detectivesca que los personajes deben resolver. Así pues, por «arte de magia», Harry Potter ya no es novela juvenil, sino adulta y casi-policíaca.
Podría seguir, pero creo que con estos ejemplos es suficiente.
¿Qué son los géneros literarios?
Si quieres saber cómo elegir el género de tu novela, debes entender primero cómo funcionan los géneros literarios y por qué a veces resulta tan fácil cambiarlos sin alterar en nada el contenido de la obra.
Esto se debe en parte a que los géneros son una construcción artificial y cambiante. Se dice que Mary Shelley inventó la ciencia ficción con Frankenstein y que Edgar Allan Poe dio inicio a la novela policíaca con su relato Los crímenes de la calle Morgue y su detective Auguste Dupin. Hay algo de razón en estas afirmaciones, pero incluso estos pioneros tuvieron sus respectivos precedentes.
Al mismo tiempo, los géneros literarios se encuentran en constante evolución. La especialización cultural que vivimos nos ha ido obligando a generar sistemas de clasificación cada vez más específicos. Debido a la avalancha de productos culturales y a la facilidad de su acceso, a lo largo del siglo XX se ha tendido a crear subgéneros cada vez más especializados.
Esto también se debe a que cada nueva generación de escritores busca diferenciarse de la anterior, lo que genera nuevas etiquetas aunque en el fondo las claves del género sean las mismas y lo único que se altere sea el enfoque. El splatterpunk es un ejemplo muy claro.
Hoy día hay mucho más de marketing en la definición de un género que en cualquier otra cosa. La cantidad de subgéneros que hay en Amazon Kindle es para echarse a temblar, porque casi parece que existe una categoría para cada libro individual.
Esta montaña de etiquetas es práctica para unas pocas cosas y no tanto para otras. Lo cierto es que muchos de los subgéneros no quieren decir nada, o se solapan entre sí, o marcan diferencias nimias con respecto a los demás. La mayoría de los sucesivos subgéneros -punk que han ido apareciendo son un buen ejemplo.
Cómo un género serio puede surgir de una broma: el extraño caso del grimdark
Quiero hacer un pequeño inciso para hablar del grimdark. Aunque quizá este apartado no sirva para responder a la pregunta de cómo elegir el género de tu novela, puede ayudarnos a asimilar que muchas de las clasificaciones que usamos hoy en día son muy recientes, se han creado de forma un tanto arbitraria y, por lo tanto, no tiene mucho sentido acotarlas al extremo.
El grimdark ha sido uno de esos subgéneros que ha estado de moda en los últimos años, pero se trata de un término con muy poco recorrido. Se originó como una broma entre los aficionados al juego de miniaturas británico Warhammer 40.000, cuya frase comercial o tagline a principios de los 2000 (por cierto, más o menos al mismo tiempo que yo empecé con el hobby, porque recuerdo que aparecía impresa en la caja de inicio de la 2ª edición) era: «In the GRIM DARKNESS of the far future, there is only war».
Por tanto, Grim-Dark.
El término empezó a utilizarse a partir de 2008 para describir otros juegos de mesa. Hace referencia a un contenido «mature» y «edgy», o sea, maduro y provocador. Pero quien conozca un poco los universos de Warhammer sabrá que de ahí viene un poco la broma: a menudo sus historias fuerzan estos conceptos a un nivel extremo, llegando a convertirse a veces en parodias de sí mismas.
No he logrado encontrar una fecha exacta para su incorporación al mundo literario, aunque Games Workshop, la compañía que produce Warhammer, también cuenta con una línea de libros ambientados en sus mundos llamada Black Library, por lo que es posible que se manifestara allí en primer lugar.
Lo cierto es que todas las definiciones de grimdark en la Wikipedia están fechadas en 2014 o 2015, pero cinco años después nos tienes a todos tratando de escribir artículos sesudos sobre qué es el grimdark y qué no lo es.
Aunque no todo el grimdark es fantasía, suele aplicarse casi siempre a este género. ¿Pero cuál es la diferencia entre el grimdark y la baja fantasía? ¿Y en qué se diferencia de la fantasía oscura? Habrá más de uno que lo tendrá muy claro; yo no. Aquí tenéis un largo artículo en Tor tratando de establecer qué es lo que diferencia al terror del grimdark (en mi opinión, errado). Este a su vez divide el terror en dos vertientes: horror sobrenatural y thriller psicológico. ¿Por qué esas dos y no otras? A saber.
También recuerdo la pájara que le entró a un tipo en Twitter precisamente porque incluí a H. P. Lovecraft y el horror sobrenatural dentro de una categoría de subgéneros de terror en la extinta web de Ateneo Literario. Lovecraft no escribía terror, sino ciencia ficción, me dijo, y procedió a atacarme de muy malos modos.
Lo bueno es que dos no discuten si uno no quiere.
Las limitaciones del proceso
Espero haberte convencido ya de que los géneros son construcciones artificiales hasta cierto punto moldeables. De modo que, si por ejemplo has escrito una novela de fantasía y estás interesado en definirla como grimdark por cuestiones comerciales solo tendrías que asegurarte de que cumple con un par de condiciones.
Sin embargo, ten mucho cuidado: andar cambiando el género de tu novela sin pensarlo bien es un juego peligroso.
Todos sabemos intuitivamente por qué una novela pertenece a un género y no a otro, pero cuando tratamos de decidir cuáles son esos elementos, a menudo la cosa no está tan clara. Sin embargo, si has escrito una novela de alta fantasía y tratas de venderla con la etiqueta de grimdark por una cuestión de modas, la estás fastidiando a base de bien.
Nunca mientas al lector. Porque los géneros son dúctiles, pero solo un poco. Un lector que está buscando una novela de detectives y se encuentra con Harry Potter probablemente acabe escribiendo una crítica en Goodreads de todo menos elogiosa. De hecho, muchos lectores de novela negra se decepcionan cuando leen una novela policíaca que ha sido erróneamente categorizada como «novela negra», porque no son lo mismo.
Cada género o subgénero cuenta con sus propios modos, sus reglas. Tiene estereotipos que conviene mantener porque forman parte de su urdimbre y otros que en cambio cualquier lector del género identificará como un cliché. Los crímenes son comunes a las novelas negras y las policíacas, pero en una novela negra ha de subsistir una crítica social implícita y una representación fidedigna y no edulcorada del mundo criminal, mientras que en una novela policíaca es necesario que existan pistas, por muy escondidas que se encuentren, que el lector pueda utilizar para descubrir al culpable al mismo tiempo o antes que el detective.
Al que no entiende de esto le puede parecer todo lo mismo, pero el aficionado conoce muy bien la diferencia. Así que cuidado a la hora de adscribir tu novela a un género solo porque está de moda, porque un buen libro puede acabar destrozado por un puñado de malas críticas de lectores que lo abrieron buscando encontrar otra cosa.
¿Cómo elegir el género de tu novela?
Por tanto, el primer paso para elegir el género de tu novela es decidir si cuenta con los elementos necesarios y tiene sentido adscribirlo a uno u otro. Por ejemplo, si has escrito un western (en cuanto al estilo o la atmósfera) en el futuro (en cuanto a la ambientación) sobre un sheriff que investiga un crimen (en cuanto a la estructura), podríamos estar hablando de una novela perteneciente a tres géneros distintos, pero resulta evidente que encaja mejor en la ciencia-ficción. A partir de aquí podríamos decidir si se trata de cyberpunk, de ciencia-ficción noir, de un techno-thriller o ficción next-minute, pero venderlo como western o como procedural sería un desastre.
O puede que pase lo contrario, que hayas escrito una novela contemporánea, de alta literatura, pero hayas incluido ciertos elementos mágicos, a la manera de Haruki Murakami o Jonathan Lethem. Quizá estas novelas encajen con las premisas del realismo mágico, pero no quieres etiquetar tu historia como tal porque el realismo mágico está asociado a un movimiento y un periodo muy concretos. En ese caso, hablar simplemente de una novela contemporánea sería perfectamente válido.
Una vez llegado a este punto, sobre todo si te estás autoeditando, tienes que tener muy claro cómo conseguir que el envoltorio haga honor al género de tu obra. Aquí entran en juego diferentes decisiones sobre la portada, la tipografía y la sinopsis.
Pero eso, en fin, ya es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.
* * *
¿Y tú? ¿Te has encontrado alguna vez con este problema? ¿Sueles escribir dentro de un género sin salirte de él o eres de los que crean historias con clasificaciones más difusas? Puedes contármelo en los comentarios.
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Muy buen artículo, Víctor. Gracias. Ya puestos, te haría una preguntita (te la hago, más bien). ¿Dentro del género contemporáneo qué subgéneros te vienen a la cabeza a bote pronto? Si es que te vienen, claro. Creo que mi primer borrador (¡recién acabado y esperando feed-back de lectores cero!) encaja como un guante en ese género. Es una historia actual, normal, un chico descubre que es adoptado por parte de padre y acaba conociendo a su padre biológico. No digo más porque soy muy mala haciendo sinopsis y absolutamente fantástica haciendo spoilers, jeje, pero la historia, en realidad, se centra en el arco evolutivo de los cinco personajes (el chico, sus padres, y el padre biológico y su mujer) y en cómo las mentiras, más o menos piadosas, pueden cambiar sus vidas. No es romántica, no es comedia, no es drama, no es policíaca, no es acción… ay, a este paso voy a acabar quemando el borrador o diciendo que no es nada, jajaaa. Bueno, no me enrollo más, pero, ¿se te ocurren subgéneros dentro de lo de “contemporáneo”? (no le dediques más de dos minutos, que tampoco me quiero pasar). Gracias de nuevo, y enhorabuena por tu entrada.
Hola, Adela. En literatura contemporánea la cosa se antoja más difícil. De hecho, creo que la “novela” como se entendía en el siglo XIX, se considera un género literario en sí mismo. A partir de aquí ya podríamos identificar una serie de “estilos” o “corrientes” que podrían servir como subgéneros: por ejemplo, el “minimalismo” de Carver, el “realismo sucio” de Bukowski, el “mágico” de los escritores latinoamericanos; la alt-lit (desaparecida y caída en desgracia), la chick-lit (que no es necesariamente romántica), la autoficción (tan de moda últimamente) etc.
Tómate esto con muchas comillas, porque lo estoy escribiendo sin pensar demasiado e igual me equivoco. Habría que buscar información para estar seguro.
En el caso de tu novela, si cada uno de los géneros que has identificado mantiene un equilibrio con respecto al resto, poco puedes hacer, porque unos toques cómicos no convierten una historia en una comedia, por poner un ejemplo. A mí me parece que has escrito una novela (ni más ni menos:-)), pero quizá deberías preguntar a tus lectores cero para formarte una opinión más definitiva. Si estuviésemos hablando a nivel de promoción y quisieras afinar más, yo buscaría un par de autores con los que puedas establecer paralelismos, de forma que el lector potencial se haga una idea de lo que va a encontrarse.
¡Un abrazo y muchas gracias por tu comentario!
¡Gracias a ti! Me has dado buenas ideas. Un abrazo.
Hola. Muchas gracias por la información, me has dado buenas ideas en varios aspectos. Tristemente, aun tengo dudas en este particular. Mi novela incluye “ciencia ficción”, romance y misterio. Mis protagonistas tienen 21 y 24 años, entonces no puede ser young adult, pero tampoco new adult ya que no contiene escenas candentes jajaja. La historia transcurre en la época actual, no hay otroa universos o mundos, pero si otros seres que lucen como humanos pero tienen el don de sanar a las personas con su toque. Tengo dudas de si encaja más en la categoría de ciencia ficción o fantasía. Soy una escritora novata, pero sé que definir el género es muy importante para llegar al lector indicado.
Buenas, Halley. Tu novela puede encajar tanto en el YA como en el NA (las escenas subidas de tono no son un requisito). Por lo que comentas, el género parece fantasía, así que yo la definiría como una novela de fantasía New Adult. La ciencia ficción es otra cosa, tiene menos mercado, y sus lectores esperan encontrarse con un tipo de literatura bastante exigente. Que existan criaturas con poderes no es suficiente para definir a una novela como ciencia ficción.
De todas formas, al final eres tú (o tu editorial) la que tiene la última palabra.