Esta semana en Post Scríptum Pedro L. López nos habla de Pandemónium, su antología de relatos, y de las decisiones que tiene que tomar un autor a la hora de planificar una obra de estas características. Os dejo con Pedro.
He nacido en Barcelona y desde pequeño me han fascinado el terror y los cómics. Tengo clasificados en mi casa más de 10.000. El cine es otra de mis pasiones, horror y ciencia ficción se reparten mi cinéfilo corazón. También soy teclista del grupo Hijos de Caín que en breve pondrá en el mercado su primer trabajo “Mundo Sin Tiempo” y cuya presentación estamos preparando en salas. Podéis leerme en Screams Queens, Horror, Biquinis y Sangre (Arkadin Ed.), El Poder de la Sangre (Dolmen Ed), Donde reside el Horror (Edge Ed), etc, y mi último trabajo es Pandemónium (Arkadin Ed.)
Pandemónium es una antología de relatos oscuros e inquietantes en los que se intenta plasmar qué pasaría si algo habitual, como tener un niño en un hospital privado, o cambiarte de barrio por trabajo, o conocerse a uno mismo en profundidad, no fuera lo que parece, se torciera de una forma brutal y traspasara esos límites que normalmente llamamos realidad.
No siempre es fácil distorsionar lo presencial hasta el punto de causar miedo pero sin perder ese ancla que la haga reconocible al lector, y así que este empatice con la historia.
Es básico, en este tipo de relatos, tener claro el episodio a narrar, para que esté lo más próximo a lo cotidiano y así poder utilizar los recursos que tengamos en nuestra mente de una manera ordenada y lógica. Que casi sin querer, el lector se vaya introduciendo en nuestro relato hasta quedar atrapado por su narrativa, y lo que empezó como una historia cotidiana acabe con un rechinar de dientes.
Varias ilustraciones para Pandemónium. De izquierda a derecha: “Pensión alimenticia” (Pedro L.), “Canal 55” (Josep) y “Strigoi” (Daniel). La ilustración de portada del artículo es obra de Juan Espadas, para el relato “Por un puñado de cascotes”.
A mi modo de ver hay dos maneras de escribir una antología: Que todos los relatos estén relacionados por un nexo común o que sean historias totalmente distintas entre sí. Aunque parezca un perogrullo no lo es. Es fundamental tener claro el cuerpo que le vas a dar a un libro de este tipo. No es lo mismo escribir todos los relatos de manera unilateral para dar forma a la antología que recoger relatos sueltos que has ido escribiendo y aglutinarlos bajo un mismo título.
Lo segundo, sin duda, es mucho más fácil que lo primero.
Pandemónium es una sucesión de relatos que tienen un nexo común, que aunque parezcan historias que no están relacionadas en una primera lectura, sí lo están. Y el nexo es el horror del ser humano a lo desconocido, a dejar la rutina, a lo nuevo, incluso a uno mismo.
El hilo conductor que une relatos no siempre tiene que ser palpable o evidente, yo de hecho prefiero que no lo sea. E invito al creador de este tipo de literatura a practicarlo.
La sutileza es el doble fondo de la narrativa breve. Hay gente que no lo descubre a la primera, pero cuando investiga más a fondo y aparece esa idea, ese comentario o ese razonamiento que abre la caja de Pandora de la claridad, ese hilo invisible de unión aparece interconexionándolo todo.
También es importante la extensión de los relatos. No conviene abusar ni mezclar en demasía, en mi opinión, micro-relatos con casi novelas cortas; estos saltos en la lectura no benefician a la atención e interés del lector, ya que se pierde frescura en la forma de acceder a las historias y cuesta mucho más crear un nexo entre ellas y un interés global por la obra. Por lo demás la creatividad y la imaginación deben de ser los únicos límites a nuestras historias. Y por supuesto sentirse satisfecho con el trabajo realizado. El lector ya se encargará de decir el resto.
Por eso te invito a leer Pandemónium y a compartir tus miedos con sus páginas, porque seguro que sufrirás como mis protagonistas y ya nada volverá a ser igual a tu alrededor.
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Es importante tener claro si habrá hilo conductor o no. A mí me gustan mucho las obras que sí lo tienen, un libro que recomiendo siempre al respecto es “Los que duermen” de Juan Gómez Bárcena.
La verdad es que las ilustraciones de Pandemónium son una pasada y lo que su autor nos cuenta me atrae mucho, así que es probable que le dé una oportunidad a esta lectura.
Un abrazo.
Hola, Ana. Todos sabemos que, por desgracia, las antologías de relatos se venden bastante peor que las novelas. Por eso, cuando hay un hilo conductor entre ellos a veces la cosa cuela como novela, aunque sea “experimental”. “Fantasmas” de Palahniuk tiene esta estructura, por ejemplo.
Para mí una antología es como un disco: puede ser temático y estar muy bien, pero no es necesario. Lo que sí tiene que haber es una cierta lógica y planificación en el orden de los cuentos. Ya sabes, la primera canción es un hit, las pistas 2 y 4 son más cañeras, la 3 y la 6 suelen ser baladas, lo más experimental al final, etcétera 🙂
Por otro lado, me alegra mucho que hayas conocido el libro de Pedro a través de esta web. La intención de Post Scriptum era precisamente poner en contacto a escritores con lectores potenciales, así que estoy encantado de que el experimento esté funcionando tan bien.
¡Un abrazo! (y me apunto el de Juan Gómez Bárcena, que no lo conozco).
Me ha encantado el libro, los relatos son muy buenos y te mantienen el vilo hasta el final. Lectura muy recomendable!