La escaleta es una herramienta básica para la escritura de novelas y de guiones. Constituye un paso intermedio entre lo que sería la sinopsis (un resumen general de la idea que tenemos para nuestro proyecto) y la obra terminada.
En proyectos corales que requieren de mucha organización y en los que hay varias personas implicadas, como programas de radio o series de TV, una escaleta es imprescindible. Sin embargo, en una novela no siempre puede parecernos necesario y, de hecho, muchos novelistas no desarrollan escaletas (y algunos de ellos ni siquiera hacen sinopsis).
Todo esto también depende un poco de si se es escritor de brújula o escritor de mapa, aunque sean definiciones que no me convencen mucho, porque creo que cada proyecto demanda unas técnicas determinadas.
Sobre la necesidad de esta herramienta
Entonces, ¿cómo saber si una historia necesita una escaleta? Si estás escribiendo una novela de estilo quizá no sea necesario. Si escribes a «golpes» de inspiración tampoco.
El género de la novela también es algo a tener en cuenta: una novela romántica puede no requerir escaleta, pero una novela histórica o policíaca probablemente sí.
En realidad, la única buena razón para no elaborar la escaleta sería que consideres que este detallismo en la planificación afecta a la calidad de tu trabajo, que también puede pasar. A veces, el simple hecho de volcar todas las ideas y ponerlas en orden puede matar la ilusión de un proyecto, convertirlo en algo predecible y, por tanto, aburrido. Esto puede afectar a tu inspiración y a la calidad de tu trabajo. A mí me pasa.
Sin embargo, si no te identificas con ninguno de los casos anteriores y estás planeando embarcarte en la escritura de una novela de trama, deberías plantearte elaborar una escaleta, porque te va a ayudar a ponderar la viabilidad de tu idea inicial y a no perderte por el camino.
Pasos para construir una escaleta
Para hacer una escaleta partimos de la base de una sinopsis argumental terminada, es decir, un resumen de una o dos páginas con los principales acontecimientos de la novela ordenados.
En esta sinopsis ya deben poder diferenciarse con claridad los tres actos de los que consta cualquier historia (presentación, nudo y desenlace), y también se debe dar respuesta a algunas de las preguntas más básicas, como quién es el protagonista, quién el principal antagonista, cuál será la ambientación, etc.
Este documento constituirá la materia prima para la escaleta, que en su expresión más básica no es otra cosa que un listado de todas las escenas de la novela, el documento inicial con el que el escritor establecerá la estructura de su historia.
¿Escenas o capítulos? Pues eso depende de cada cual. Un capítulo puede estar formado por varias escenas y viceversa: una misma escena puede desarrollarse a lo largo de más de un capítulo. En la mayor parte de los casos supongo que es más práctico dividir la escaleta en escenas y, en función de su extensión o de cualquier otro criterio, establecer más adelante cuáles serán los capítulos.
Una vez hecho esto podemos crear nuestra escaleta usando Word, Excel o unos cuantos folios en blanco. Si vamos a usar muchas columnas puede ser una buena idea utilizar el formato apaisado, ya que existen muchas variantes a la hora de desarrollar los apartados de una escaleta.
Las tres columnas más importantes son sin duda la que corresponde a las escenas, la que desglosa o resume el contenido de dichas escenas, y la que indica la extensión(en palabras) de cada una de ellas.
A partir de aquí, la cosa puede complicarse tanto como uno quiera. Se puede añadir otra columna para aclarar el lugar donde transcurre una escena, se puede indicar el espacio cronológico, los nombres de los personajes que aparecerán o incluso una lista de términos o conceptos sobre los que el escritor necesitará documentarse previamente. Hasta puede incluirse un análisis de cómo ayuda la escena al progreso de la historia.
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Ejemplo muy sencillo del aspecto que podría tener una escaleta |
Usos de la escaleta
La escaleta es sobre todo una herramienta de organización. Después de terminarla, el escritor tendrá una idea bastante aproximada de la historia que quiere contar antes de empezar a escribir. De este modo, si algún elemento no funciona lo verá de inmediato y podrá hacer modificaciones. Estos cambios podrían resultar muy difíciles de corregir cuando el escritor esté a mitad de la escritura del primer borrador.
Una vez el escritor está satisfecho con su escaleta, puede empezar a escribir, conociendo de antemano la extensión que tendrá su historia y los principales hitos que debe cruzar para llevarla a buen término. Esto ayuda a evitar el tan temido bloqueo del escritor y además le permite escribir cada día cualquier punto de la historia, sin necesidad de hacerlo todo de una forma secuencial (y sin que el caos y la entropía terminen por devorarlo, que es lo que suele pasar).
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Un ejemplo de escaleta de J. K. Rowling. Las novelas de Harry Potter tienen muchos personajes, y por eso la autora consideró necesario reservar una columna a cada grupo de secundarios. Fuente. |
Por qué elaborar una escaleta a posteriori
Supongamos que nos las hemos apañado para terminar el primer borrador sin necesidad de escaleta. ¿Por qué tendríamos que perder el tiempo en hacerla ahora? Pues porque puede ser muy útil de cara a las revisiones. Si un escritor no ha establecido una estructura antes de terminar su primer borrador, lo más probable es que tenga que realizar bastantes modificaciones durante las revisiones, cambiar escenas de orden para favorecer el ritmo, eliminar escenas que sean pesadas o introducir otras.
Para estas cosas la escaleta puede revelarse algo fundamental, porque el simple hecho de realizarla obliga al escritor a reflexionar sobre la estructura del borrador, y por tanto a identificar fallos, ausencias, etc.
He de reconocer que la mayor parte de las veces yo trabajo de un modo un tanto particular: hago un brainstorming y empiezo a escribir sin sinopsis ni escaleta. Cuando llevo alrededor de treinta mil palabras me detengo, reviso el trabajo realizado y me obligo a elaborar una pseudo-escaleta para organizar el resto de la novela. Así aprovecho la creatividad, la inspiración y el empuje inicial que caracteriza las primeras fases de cualquier proyecto, y por otro lado evito llegar a un punto muerto en el que la estructura narrativa (o su ausencia, más bien) se caiga a pedazos y me obligue a abandonar.
A mí esto me funciona mejor que otras opciones que he probado, pero no le recomiendo a nadie este sistema por dos razones:
La primera es que la revisión de esas treinta mil primeras palabras va a ser un proceso doloroso. De media yo suelo descartar un tercio de todo el trabajo inicial.
La segunda es que la mitad de las veces descubro que la historia no se ha estado desarrollando de la forma que yo querría. Eso implica deshacerse de todo y empezar a trabajar sobre una idea nueva desde el principio.
Conclusiones
La escaleta es una herramienta más al servicio del escritor, pero no todos quieren usarla o lo necesitan. Quizá aquellos autores que la usan son capaces de trabajar de una forma más eficiente pero, al mismo tiempo, la escaleta les puede disuadir de explorar ideas alternativas durante la redacción de su manuscrito.
Al final, y como con tantas otras cosas, debe ser cada proyecto el que nos indique si es preciso elaborar una escaleta, o si con una sinopsis tenemos más que suficiente.
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¿Y vosotros? Desarrolláis escaletas de forma habitual o pasáis del tema? ¿Qué información os gusta incluir en ellas? ¿Os parecen útiles para cualquier proyecto o creéis que solo son necesarias en casos puntuales?
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
La escaleta es el primer paso para deshacerse de la inspiración como combustible para escribir. Hay que pasarnos a energías renovables como las ganas de trabajar, que esas se pueden estabilizar. Buen artículo, sigo pensando que muchos escritores de brújula demonizan las escaletas por el simple hecho de que creen que coartan su creatividad. Esa misma creatividad puedes tenerla tanto cuando estás escribiendo la novela como la escaleta.
Escribir una novela larga centrada en la trama sin usar escaleta es un buen suicidio XD.
Hola Guillermo. Tienes toda la razón, y sin embargo… yo suelo descubrir de qué va mi novela más o menos a la mitad del camino. Cuantas más horas le dedico a la escritura, más ideas para la trama aparecen (ideas que, por supuesto me obligan a reescribir parte del trabajo previo). Por eso elaboro la escaleta en ese punto, porque me parece que la historia se beneficia mucho de ello. Pero bueno, en realidad no lo recomiendo, porque más de la mitad de mis primeros manuscritos se han quedado precisamente ahí, en las 30.000 o 40.000 palabras. Así que no es un método muy eficiente, no 🙂
Como bien dices, las novelas largas de trama requieren escaleta. O, añado yo, miles de horas de dolorosas revisiones.
¡Muchas gracias por comentar!
Buen post, gracias.
Mil gracias por tan buen post de la escaleta.
Gracias por el post de la Escaleta…
Interesante y productivo trabajar con la escaleta de guion.
Lo bonito de la escaleta es que es bastante flexible y se puede acomodar de acuerdo a las necesidades de la historia. Yo las suelo hacer sin cuadros y dividiéndola sobre todo en capítulos, los cuales sí tienen su lista de escenas en orden. Es curioso, antes ni me daba cuenta de que usaba una especie de escaleta.
¡Excelente artículo!