La casa mecánica

Hoy llega a las librerías La casa mecánica, la segunda novela de la trilogía de Lundenwich.

Aquellos que hayan leído la primera parte pueden imaginarse lo que les espera entre sus páginas: crímenes, calles envueltas en niebla, penny dreadfuls, fantasmas, una sucesión de aventuras de regusto clásico y jóvenes huérfanos con capacidades especiales que tratan de salvar la ciudad más embrujada del mundo desde una mansión reconvertida en funeraria.

Pero también hay novedades. El mundo de Lundenwich se abre y se vuelve coral, dando espacio a más personajes y a sus historias. La conflictividad en la ciudad crece con la aparición de un nuevo grupo insurgente. Y el misterio de la funeraria se revela por fin en todo su horripilante esplendor.

Todo esto acompañado, como siempre, del mimo que le pone Obscura Editorial a todas sus publicaciones: una edición de lujo, con solapas, portada e ilustraciones interiores de Eduard Coll y un mapa de Lundenwich cortesía de Pablo Uría.

Nunca había escrito una serie de libros, y por tanto tampoco me había enfrentado a las complejidades de conectar una historia tan larga, tan grande y con tantas voces distintas. Su creación está siendo toda una aventura por méritos propios.

Los que me sigáis por aquí desde hace tiempo sabréis que nunca he considerado a los personajes como criaturas vivas, entes que ejercen su voluntad y esclavizan a su creador, pero admito que a veces he sentido que pasaba justo eso: que Tom, Ligeia y Neil me hablaban desde las páginas, hacían bromas o planteaban sus propias soluciones para los entuertos en los que los había metido.

Empecé a trabajar en la primera versión de Lundenwich en 2016, y ahora estoy enfrascado en el borrador de la novela que cerrará la trilogía, y que se publicará el año que viene, en 2025.  Cuando termine todo el proceso, habrá pasado casi una década que escribí la primera línea de Scheele’s Green Ghosts, la novela que pasaría a llamarse Fantasmas de verde jade:

The day everything changed, Thomas Blackpole was twelve years old. 

Diez años quizá no sean demasiados para un vampiro, pero desde luego lo son para un mortal como yo. Tom ha crecido bastante desde aquel día. Ya no tiene doce años, sino dieciséis. Ha madurado en esta nueva versión de la historia, y yo también.

He cogido cariño a la saga de Lundenwich y a sus personajes, pues llevan muchos años conmigo. Solo espero que los que ya hayan leído Fantasmas de verde jade quieran acompañarme también en esta nueva etapa del viaje y que aquellos de vosotros que decidáis animaros con ella por primera vez también la disfrutéis.

Os dejo por aquí los enlaces de compra en Amazon y en la web de Obscura Editorial, aunque, por supuesto, también podéis encontrarla (¡o encargarla!) a vuestros libreros de confianza.

Un abrazo, y nos vemos por Loegria.

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