Hace un par de semanas andábamos a vueltas con la calidad de las traducciones y el concepto de autoría, y hoy vamos a profundizar aún más en el tema hablando del dubbese y de cómo puede estar influyéndonos negativamente a la hora de elaborar nuestros manuscritos.
Porque, ¿y si has escrito tu novela en dubbese sin darte cuenta?
¿Qué es el dubbese?
El dubbese no es otra cosa que el “idioma” utilizado en el doblaje español de las películas y series extranjeras, un español artificial y poco idiomático que nadie utiliza en su vida cotidiana.
El término dubbese fue acuñado en Italia, pero su uso está justificado en todos los países con una larga tradición de doblaje de productos audiovisuales extranjeros, como España. En nuestro país siempre se han traducido las películas y las series de TV, tanto al castellano como a las otras lenguas cooficiales.
¿Por qué las traducciones no suenan tan naturales como el lenguaje de la calle? Porque traducir una obra audiovisual es muy complicado. El traductor debe ajustar la longitud de las frases a las originales, y también debe producirse una cierta sincronía labial en los diálogos, entre otras muchas cuestiones.
¿Pero este blog no iba de libros?, te preguntarás. Pues sí. Lo cierto es que, aunque no se suele usar de esta forma, creo que el concepto de dubbese podría aplicarse también al “idioma” en el que están escritas algunas traducciones de libros al español. Y cuando nos vemos expuestos constantemente al dubbese a través de tantas series, novelas, cómics y películas, corremos el riesgo de:
1) Absorber el dubbese de forma inconsciente.
2) Asumir de forma más o menos consciente que el dubbese es el lenguaje más apropiado para la escritura de ficción.
3) Considerar que escribir en dubbese es escribir maravillosamente.
Este último es el caso más grave de todos, porque el dubbese es también el idioma con el que algunos escritores y guionistas españoles están escribiendo sus novelas y guiones originales. Y como creo que nadie ha hablado hasta ahora sobre la contaminación del dubbese en nuestra producción literaria, me voy a atrever a realizar una primera aproximación al asunto.
¿Por qué el dubbese no es un español correcto?
El dubbese es artificial, y por eso deberíamos evitarlo. El problema es que muchas veces nos suena tan natural como el castellano. Tendemos a aceptarlo sin más, quizá por esa suspensión de credibilidad que se le exige de antemano al espectador para disfrutar de la experiencia de una obra de ficción. En palabras del filólogo Pablo Romero Fresco:
“Si aceptamos que el cine es una gran mentira que intenta contar verdades, el doblaje podría ser definido entonces como una manipulación de esa mentira para intentar contar las mismas verdades. (…) Si aceptamos estas reglas del juego, y disfrutamos de la película, ¿por qué no íbamos a aceptar una regla más, la que hace referencia al tipo de español usado en los doblajes? En otras palabras: a pesar de que sabemos que no es real, creemos y aceptamos que Rachel [de la serie de TV Friends] existe, que habla español en Nueva York y, por último, que lo dice no es exactamente lo que sería más natural, o lo que diríamos nosotros en las mismas circunstancias”.[1]
La mayor parte de las veces, los términos que se utilizan en dubbese están recogidos en el diccionario y son correctos. El dubbese afecta sobre todo a las unidades fraseológicas, combinaciones de palabras que aparecen juntas con frecuencia.
¿Cómo sé si estoy escribiendo mi libro en dubbese?
El único modo es analizar tu novela frase a frase, prestando atención a las expresiones poco frecuentes, a los anglicismos y sobre todo a los diálogos. También hay que tener especial cuidado con las situaciones poco realistas que, por desgracia para identificar el dubbese, en una novela son la mayoría.
Las categorías que ofrezco a continuación son una pequeña muestra para saber qué tipo de expresiones y construcciones estamos buscando.
1# Traducciones demasiado literales
Aquí es donde se refugian la mayor parte de expresiones en dubbese, en lo que se llama traducciones metafrásticas.
Para que os hagáis una idea, una traducción metafrástica muy exagerada del español al inglés sería: «From lost to the river» («de perdidos al río»). En una obra de ficción, una construcción de este tipo provocaría una carcajada. Tanto es así, que hay gente que ha sabido rentabilizarlo.
Los de A truth as a temple se dedican a vender merchandising de todo tipo, empleando como logos diversas traducciones metafrásticas. Si te mola, puedes comprarles algo aquí.
No todas las traducciones son tan evidentes como éstas, y por eso hay que tener mucho cuidado. Os ofrezco un puñado de ejemplos a continuación, algunos de los cuales tomados de este extensísimo artículo de Albertofh, que recomiendo leer entero.
«Relájate» («chill out»), en vez de «tranquilízate» o «tranquilo».
«¡Es suficiente!» («enough!»), en vez de «¡Basta!».
«No seas ridículo» («Don’t be ridiculous»), en vez de «no digas tonterías».
Traducir «Oh, my God!», por «¡Oh, Dios mío!».
O traducir «Are you fucking with me?» por «¿Estás intentando joderme?».
O traducir «I bet you will» por «Apuesto a que sí».
Supongo que os hacéis una idea. En concreto, «fuck» es una de las palabras que más puede degenerar en dubbese con las malas traducciones, y una de las que más ha contaminado la escritura de nuestros autores patrios. Recuerdo que el primer libro de Manel Loureiro, Apocalipsis Z, estaba lleno de expresiones del tipo de: «jodido bicho», «jodido mundo», «jodido faro», «jodido paquete», y sobre todo, «jodido ucraniano».
Pues eso, básicamente, es dubbese.
Y sí, confirmo lo que ya te estarás imaginando: todas las pelis de Tarantino también están en dubbese.
2# Errores de registro
Como es lógico, cada personaje de una historia tiene un registro distinto, que depende de su cultura, de su clase social, etc., y también de cada situación determinada (aquí traté por encima el tema). Una de las cosas más difíciles de traducir es la jerga, y el mundo audiovisual nos ha malacostumbrado mucho. Por ejemplo, los traductores españoles de The Wire han puesto en la boca de la chavalería de Baltimore cosas como «¡Qué pasa, macho!», y similares.
Otro ejemplo de dubbese:
«Yeah, let’s rock it, man!», traducido por un: «¡Sí, bordémoslo!». Una expresión muy coloquial en inglés que por arte de magia pasa a estar en un registro formal en la traducción española.
Otro ejemplo más:
Fragmento de la serie de TV Friends, con su traducción correspondiente. Extraído del artículo de Pablo Romero Fresco. |
La gente de la calle no habla así.
El problema con el dubbese es cuando el escritor intenta suplir su carencia de información de primera mano con otras obras de ficción. Y el asunto empeora cuando no solo hablamos de registros distintos, sino también de culturas distintas, y sobre todo cuando tratamos de transmitir la impresión de que hablan una lengua diferente.
Me temo que cualquier historia que escribamos en la que los personajes hablen un idioma extranjero va a requerir un cierto grado de suspensión de la credibilidad por parte del lector y, probablemente, grandes dosis de dubbese. Lo dice el tipo que, desesperado, se puso a escribir un relato sobre legionarios romanos en el que todos los diálogos estaban en latín, esperando que el asunto más o menos se entendiese por el contexto.
3# Errores de estilo
Aquí tratamos dos cuestiones estilísticas.
La primera es el orden de los adjetivos. En inglés, los adjetivos siempre preceden al sustantivo, pero en español su localización se vuelve un problema algo más complejo. Podemos encontrarnos adjetivos que preceden al sustantivo (por ejemplo, los diferenciativos), adjetivos que lo siguen (por ejemplo, los restrictivos), y adjetivos que pueden colocarse indistintamente en cualquiera de las dos posiciones. Por último, el orden de los adjetivos puede cambiar por una simple decisión estilística en una obra poética o literaria.
En este caso, las traducciones muy literales del inglés pueden llevarnos a novelas llenas de construcciones del tipo: «La oscura y tormentosa noche», en vez de «La noche oscura y tormentosa» (obviamente, ambas frases son clichés). No es un error, pero es algo a tener en cuenta. El exceso cansa.
La segunda cuestión son las repeticiones. En inglés es más frecuente lo de repetir varias veces la misma palabra sin que resulte cansino, no sé muy bien por qué. En español, la repetición es un recurso interesante que puede cumplir una función estética. Nuestro idioma es rico en figuras literarias de repetición, pero un abuso de la misma palabra sin una intencionalidad clara lo único que indica es pobreza de lenguaje, que podría suplirse con el uso de sinónimos. Si de verdad existen los sinónimos o no mejor lo dejamos para otra ocasión.
Conclusiones
Lo del dubbese y la contaminación de nuestra literatura me parece un tema interesante. Siempre se suele decir que el lenguaje está «vivo» y que evoluciona. La mayor parte del tiempo el dubbese ejerce su influencia de un modo muy sutil y a veces puede resultar muy complicado decidir si una expresión es idiomática o no.
Espero que este artículo os ayude a estar sobre aviso.
* * * *
¿Y vosotros? ¿Conocíais la existencia del dubbese? ¿Os habéis encontrado con su marca en alguno de los libros que habéis leído últimamente?
[1] http://www.jostrans.org/issue06/art_romero_fresco.pdf
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
¡Hola!
¡Me ha encantado este artículo! Ha sido un gran descubrimiento para mí la definición y los ejemplos de “dubbese”. Sí que en ocasiones, más en películas que en libros, me he encontrado con expresiones “raras”, que no sonaban a español, pero lo achacaba más a que, obviamente, no me manejo en los numerosos registros de habla en los que aparecen los personajes de una película, a malas traducciones o a otros motivos, pero no a eso del “dubbese”, que hasta me hace gracia la palabra.
Gracias de nuevo.
¡Te leeré con muuucho interés!
¡Muchas gracias, Rosa! Hasta hace bien poco, yo tampoco tenía un nombre para esa sensación que me provocaba el lenguaje de las películas y las series de TV. Me alegro de que te haya gustado el artículo. ¡Un saludo!
Muy interesante el artículo. Creo que estos artículos que muestren aspectos sutiles e inusuales son los más útiles. Y el reemplazo del inglés por el español es cada vez más preocupante…
Aprovecho para seguirte y para invitarte a que visites mi blog, de técnicas narrativas.
Gracias y nos leemos!
Hola Lucas. Me alegro de que te haya gustado el artículo. ¡Un abrazo!
Mucho gusto, Victor. Su artículo el dubbese, lo veo muy interesante. Creo tener claro que al menos en las películas se busca un concenso lenguístico, es decir traducir de cualquier idioma al español no solo de los argentinos, mexicanos, chilenos, etc., sin perder la originalidad. Algo que suene universal. Y pienso que en literatura debiese ocurrir algo muy similar. Escribir para todos los “oídos”, osea que sea “aplicativo” a todos los lenguajes. Hay autores dedicados a dar a conocer al mundo sus vulgarismos y clichés creo con afan nacionalista o puramente llevados por un ego absurdo. No quiero decir que los españoles escriban mal, por ejemplo, pero más que a cualquier otro, parece que el papel les aguanta todo. Su web resulta de gran ayuda. Siempre hay aspectos que se escapan a la hora de la verdad. Muy educativo. Saludos.