Los puntos de giro de una novela

Puntos de giro en una novela

En esta web ya se ha hablado con mucho detalle de las diferentes formas de estructurar una novela, y sin embargo todavía no se han tratado los puntos de giro. El artículo de hoy aborda estos útiles elementos narrativos, los cuales existen en (casi) todas las historias, independientemente de su estructura. Son, de forma justificable, los momentos clave más importantes de una novela, y precisamente por esa razón deben planearse con mucho cuidado.

 

Syd Field y la estructura en tres actos

Sin embargo, para entender lo que son los puntos de giro hay que empezar con la teoría de los tres actos de Syd Field, una de las personalidades clásicas del estudio de los guiones cinematográficos.

En realidad, lo que Syd Field planteó a finales de los setenta no tiene ningún misterio. No es más que la habitual separación de una historia en tres partes: presentación, nudo (o confrontación) y desenlace (o resolución). Hasta aquí, todo correcto. La estructura en tres actos es intuitiva, lógica, y lleva empleándose con solvencia desde la antigüedad.

Ahora bien, Field aporta a esta estructura el concepto de los puntos de giro. Aunque también se conoce como giro argumental, o con los términos anglosajones beat o plot points (muy propio de los guiones cinematográficos), «punto de giro» me parece el término más acertado de todos, pues da a entender que el elemento narrativo en cuestión actúa como un eje sobre el que pivota la historia al completo.

Diagrama de la estructura en tres actos de Syd Field
Diagrama de la estructura en tres actos de Syd Field, incluyendo detonante, punto medio, clímax y puntos de giro.

 

Los puntos de giro y su relación con los actos

¿Qué significa esto? A veces quiere decir que todas las reglas que se han ido aplicando a lo largo de la historia pierden su valor o adquieren un nuevo contexto o significado. En otras ocasiones hablamos de un punto de no retorno: un momento clave en el que nuestro protagonista se adentra en una fase nueva que cambia por completo la situación.

Si os fijáis en el diagrama de arriba, en la estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace que mencionaba antes pueden identificarse dos puntos de giro; el escritor utiliza cada uno de ellos para dar paso a la siguiente fase de la historia.

Sin embargo, también es frecuente encontrarse con historias con más de dos puntos de giro, especialmente en una novela. Múltiples personajes pueden conducir a la aparición de múltiples puntos de giro: no hay más que leer la saga Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Por otra parte, las obras serializadas —ya se trate de penny dreadfuls decimonónicos o de la última temporada de HBO— pueden tener uno o incluso dos puntos de giro por capítulo, en función de lo obsesionado que esté el servicio de streaming con el binge-watching (sí, Netflix; te miro a ti).

Dicho esto, para asimilar bien las características de este elemento narrativo es conveniente volver a la estructura clásica de tres actos y dos puntos de giro. Hay que aprender a andar antes de echar a volar.

 

Detonante y clímax

Es posible que te hayas percatado de que la estructura de arriba incluye otros elementos que están situados aproximadamente a la mitad de cada acto. En el primer acto nos encontramos con lo que se suele llamar el «detonante»; en el segundo acto está el «punto medio»; por último, en el tercer acto tenemos el «clímax».

Comprender bien la función del detonante, el punto medio y el clímax es importante para entender los puntos de giro, qué información deben proporcionar y dónde deben situarse en relación con otros elementos de la historia. Obviaré el punto medio, pues ya le dediqué un artículo completo (que puedes leer aquí) y me centraré en los dos restantes.

 

Detonante

El detonante se corresponde con la fase dos del viaje del héroe, «la llamada de la aventura». Es el momento en el que un incidente se manifiesta en el mundo ordinario, obligando a nuestro héroe a abandonarlo. Sin embargo el detonante se produce en todas las estructuras narrativas, no solo en el viaje del héroe, y también es conocido como catalizador o inciting incident. Es exactamente eso, un «incidente que llama a la acción» y que, por tanto, pone en marcha la historia.

Por ejemplo, en una novela de terror el detonante es a menudo la llegada del monstruo: bien su entrada en el mundo ordinario, bien el conocimiento de la existencia del mismo por parte del héroe.

 

Clímax

El otro elemento narrativo a tratar es el clímax. Es el momento en el que todas las situaciones estallan. Por lo general, consiste en una o varias escenas en las que confluyen y se cierran todas las tramas de la novela, o al menos la trama principal. El clímax es donde se recompensa el esfuerzo de los personajes a lo largo de la historia y se castiga a los villanos o se triunfa sobre el monstruo. Tras él, llegan la calma y la conclusión.

Es importante que el clímax cumpla con todo lo prometido a lo largo de la novela. Un buen final debe ser emocionalmente satisfactorio, una conclusión lógica del arco narrativo del protagonista. No debe parecer forzado ni atropellado; debe desarrollarse de forma natural, incluso si el objetivo es lograr la sorpresa o el impacto.

Con satisfactorio no quiero implicar que los héroes ganen, que el bien triunfe sobre el mal ni nada por el estilo. Cada historia tiene su propio final, y este puede ser agridulce o incluso terrorífico. Satisfactorio en este caso se refiere a la culminación de las expectativas que has ido planteando, como escritor, a lo largo de la historia.

 

Un ejemplo: puntos de giro y otros elementos narrativos en Pesadilla en Elm Street

Como quedan solo un par de días para Halloween y suelo hacer algo especial en el blog para marcar este acontecimiento (del mismo modo que hago balances anuales todas las navidades), te propongo analizar los puntos de giro y el resto de elementos narrativos de este artículo utilizando para ello el guion de Pesadilla en Elm Street, de Wes Craven (1984), una película con una estructura narrativa clásica y muy sencilla que se desarrolla de forma extraordinariamente efectiva.

Como es habitual, he decidido utilizar una película porque la estructura es mucho más simple y más fácil de entrever que en muchas novelas. Sin embargo, siempre insisto en que es necesario extremar la cautela en el análisis, pues literatura y cine no son artes análogos, y las obras escritas se prestan a estructuras más complejas y a mayores digresiones.

 

Apertura

La primera escena de Pesadilla en Elm Street nos muestra el sueño de Tina Grey, en el que Freddy Krueger la persigue a través de una sala de calderas. Tina despierta y descubre que las sábanas de su cama han sido rajadas por unas garras invisibles.

Si bien en otras circunstancias empezar con un sueño podría ser considerado un engaño al espectador, en este caso la táctica está totalmente justificada por la naturaleza de la película. Pesadilla en Elm Street va de eso: de sueños, o mejor dicho, de pesadillas. Por lo demás, es un inicio perfecto: se establece el tema de la película, podemos atisbar por primera vez al monstruo (y sin embargo, queda mucho todavía por desvelar del mismo) y empieza con el suficiente drama y la energía como para dejarnos pegados al asiento. Además, nos plantea un par de preguntas importantes: ¿quién es el hombre que persigue a Tina? Y, sobre todo, ¿cómo es posible que parte de lo que ha ocurrido en el sueño se haya proyectado al mundo real?

Resulta muy interesante destacar también que esta primera escena de Pesadilla funciona a la perfección como un relato corto, y sigue la misma estructura. En un cuento, la historia podría terminar así: Tina despierta, su madre le muestra la sábana rota, y Tina se vuelve a la cama, aterrorizada. No deja de pensar en lo que puede ocurrir si vuelve a dormirse.

Copyright de esta imagen y las siguientes, New Line Cinema.

Detonante

El detonante se produce justo después de que los personajes hayan sido presentados llevando a cabo acciones cotidianas en el mundo ordinario (el instituto, la fiesta) y relacionándose entre ellos.

Cuando las interrelaciones entre los personajes y el mundo que estos habitan han sido suficientemente esbozadas, es el momento de pasar al nudo de la película. Esto se hace a través del detonante, que no es otro que la muerte de Tina, arrastrada por la pared a manos de una entidad sobrenatural y después asesinada.

Si te fijas, es como si el detonante cerrara una puerta en la historia. Pase lo que pase a partir de aquí es imposible volver a la situación anterior, al punto de partida. Solo queda la huida hacia adelante.

Primer punto de giro

Hasta este momento, la hipótesis más plausible es que el culpable del asesinato de Tina sea su novio Rod. Sin embargo, su amiga Nancy se duerme en clase y tiene su primer encuentro con Freddy, en el que el monstruo revela su nombre. Más tarde, en su casa, vuelve a dormirse en la bañera y tiene un nuevo encuentro con él.

Después de ambas interacciones con el monstruo, Nancy habla con Rod y se convence de que él no ha matado a su amiga. El asesino es Freddy, una criatura sobrenatural. Nosotros lo sabíamos, por supuesto, pero los personajes (y en especial Nancy, la protagonista) todavía no, y esto marca el primer punto de giro de la historia. A partir de aquí, ya son plenamente conscientes de que las reglas del juego han cambiado.

Segundo punto de giro

La historia se ha ido desarrollando. Algunos personajes han muerto y, poco a poco, los supervivientes han adquirido más información sobre la naturaleza del monstruo: quién es, cuál es su origen y cómo actúa. Como recompensa por haber ahondado en la psique de la criatura, obtienen la clave para poder acabar con ella.

Nancy logra llevarse su sombrero de vuelta al mundo real. Descubre que si consigue agarrarlo en el momento en el que despierte, Freddy volverá con ella y allí será mortal y podrá ser destruido.

Esto marca el segundo punto de giro de la historia. A partir de aquí, el monstruo es vulnerable y puede ser derrotado. Las reglas del juego han vuelto a cambiar y ha llegado el momento del contraataque. Por lo tanto, a través de este segundo punto de giro la historia se precipita hacia la inevitable conclusión.

Clímax

El clímax en muchas historias de terror, de forma casi inevitable, supone la confrontación con el monstruo. En el caso de Pesadilla es el momento en el que Nancy se enfrenta a Freddy Krueger y descubre que, al ignorarlo (al vencer su propio miedo), la criatura pierde todo su poder.

El clímax es, por tanto, una consecuencia lógica de todos los eventos de la película y además es satisfactoria a nivel de tema. Podría decirse que Nancy ha vencido al boogeyman u hombre del saco. Ha dejado de creer en él y por lo tanto ha logrado superar su viaje iniciático, ha dejado de ser una niña y se ha convertido en una mujer adulta.

Cerrar la historia

Pesadilla en Elm Street acaba como muchas películas de la época, resucitando al monstruo, adelantando así una continuación en forma de segunda parte. En el género de terror es un recurso muy habitual, porque las historias no siempre acaban bien. Sin embargo, el final de Pesadilla se me antoja un poco decepcionante y creo que el espectador puede sentirse algo frustrado. ¿Acaso todo el viaje, todos los esfuerzos y sacrificios de nuestra heroína no han servido para nada?

* * *

Antes de dar por cerrado este artículo simplemente te recuerdo que he hecho análisis de otras películas y libros que quizá también pueden resultarte interesantes.

Por un lado, aquí tienes un ejemplo de la estructura del viaje del héroe con la novela El Hobbit, de J. R. R. Tolkien. Por otra parte, hace poco analicé el guion nunca rodado de En las montañas de la locura, de Guillermo del Toro, en un mega-post de más de 5.000 palabras. Por último, también puedes consultar el análisis del proceso de creación de Alien: el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) que llevé a cabo para la web de OcioZero.

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