Por qué un escritor no puede aprender en privado

Chuck Palahniuk decía que un escritor debe cuidar especialmente su primera novela, pues se trata de su carta de presentación. Es la base de su carrera profesional y marca la opinión que los lectores tendrán de él.

O, dicho con otras palabras: un escritor debe aprender a escribir en privado, no en público.

Suena muy bien y seguramente es cierto. La publicación digital ha facilitado la posibilidad de puentear el filtro que suponían las editoriales y hoy cualquiera puede poner a la venta lo primero que ha escrito en su vida sin que le tiemble el pulso. La autopublicación no es un fenómeno nuevo, pero la potencial audiencia global que procura Internet, sí. Por tanto, es muy posible que acabemos publicando antes de estar preparados.

Además, no resulta difícil comprender por qué Palahniuk opina de este modo. Su primera novela publicada (que no su primera novela escrita) fue El Club de la Lucha, que catapultó su carrera literaria y se convirtió en un fenómeno de los noventa. Pero los tiempos han cambiado mucho. Ahora, una primera novela no significa gran cosa. Pocas primeras novelas conducen a un autor al estrellato. Muy pocas.

Así que quizá el mejor consejo que podría dar hoy día Palahniuk es: cuida especialmente tu segunda novela. Porque, al fin y al cabo, lo más probable es que tu segunda novela tenga más lectores que la primera y, si tu primera obra fue muy buena, la gente va a esperar que esta sea todavía mejor. Y otro tanto ocurre con la tercera, y con la cuarta, y con la…

¿Ves a dónde quiero llegar? No hay límite.

Decir que tienes que cuidar especialmente tu primera novela es no decir casi nada. Decir que tienes que intentar que todo aquello que publicas sea «bueno» es una perogrullada.

Poner tanto énfasis en la primera novela me parece bastante dañino para cualquier escritor que esté empezando, porque mete una presión innecesaria en una etapa que debería ser de descubrimiento y exploración.

Un escritor no solo no debe aprender en privado. Es que no puede.

Un autor no deja nunca de aprender y de mejorar, y si tuviera que hacerlo en privado, jamás publicaría nada.

Es una de esas cosas que genera bastante ansiedad. No por nada, ya escribí una entrada en la combatía la idea de perfección en la escritura, esa tiranía imposible. Cuando un novel se encuentra con ciertas loas escritas (a veces incluso por interés o a golpe de talonario) por prestigiosos críticos sobre novelas de autores primerizos que llegan a la lista de más vendidos del New York Times, lo lógico es que se sienta frustrado. Es como si la escritura tuviera que llevarse en las venas, cuando en realidad es un proceso de ensayo y error, un laborioso camino hacia la madurez y el perfeccionamiento.

Si uno asume que lo primero que publica se va a convertir en un punto de referencia durante toda su carrera, el miedo al fracaso se vuelve paralizante.

Recuerdo un artículo de Jaume Vicent donde hablaba de las ventajas de ser un escritor anónimo. Viene a decir que si tu primera novela fracasa, puedes seguir trabajando en la sombra. Mejorando. El artículo tocó una fibra, no lo voy a negar, pero además contiene un par de párrafos con una anécdota que creo que ejemplifica muy bien el problema que estamos tratando:

 

«Hace unos días, estuve hablando con una compañera de oficio, una escritora. (…) Resulta que tenía un problema, uno por el que hemos pasado todos: tiene miedo de publicar su libro.

Lo que me decía era que tenía miedo de que su primer libro fuera tan malo que le jodiera la carrera. Que acabara siendo «la chica que publicó aquel libro tan malo». (…) El problema es que, algo así no va a pasar jamás. Es imposible. Ella insistía y me decía que seguro que habrá pasado y mi respuesta era siempre la misma, eso no puede pasar.

Y no puede pasar por una razón muy simple, porque cuando publicas tu primer libro no te conoce nadie. Eres un escritor anónimo, no hay luces ni cámaras en tu presentación y, con algo de suerte, reunirás a unos cuantos amiguetes y familiares. Es imposible que tu primer libro te joda la carrera, por muy malo que sea, por muy pocos ejemplares que se vendan.»

 

Yo creo que Jaume tiene razón. Que un primer libro publicado va a suponer la destrucción de una futura carrera literaria es mentira o, como mucho, una idea del pasado. De hecho, te sorprendería saber la cantidad de autores exitosos que en sus listas de publicaciones «olvidan» mencionar sus primeros trabajos. A veces es porque empezaron a escribir en un género distinto, pero en otras ocasiones simplemente porque los detestan o porque han mejorado tanto que ya no se sienten identificados con ellos.

Ninguna de estas novelas primerizas acabó con su carrera. Y menos mal, porque el camino del escritor no es otra cosa que un viaje eterno de aprendizaje y autodescubrimiento, y los lectores nos habríamos perdido los libros maravillosos que escribieron luego.

Si haces las cosas bien, tu primera novela publicada jamás será tu mejor novela. De lo contrario, algo está fallando.

El que un libro funcione o no depende de muchos factores, y la mayoría de ellos ni siquiera son responsabilidad del escritor, sobre todo si publica con editorial. El momento en el que se publica, los libros con los que compite en las estanterías, la campaña promocional que lleve detrás, la presencia en los medios, la casualidad de que lo lea alguien importante, la distribución, la calidad de la portada y de la edición, la pura suerte… Todo influye.

Conseguir una primera novela perfecta es un objetivo al que aspirar, pero no algo que se pueda conseguir. Esto equivale a decir que en tu primer día de trabajo ya tienes que dominarlo por completo y saber hacerlo todo («haber practicado en casa» te dirá el jefe, o «haber estudiado más en la carrera»). Esto es una estupidez, porque muchas de las cosas más importantes solo se pueden aprender practicando o después de haberte enfrentado a ciertos problemas.

Parte de ello se hace a puerta cerrada, sí. El primer manuscrito que produzcas tendrá que ir a la basura, y casi seguro que el segundo y el tercero también. Pero hay un límite para todo, y llega un punto en el que puede que te estés engañando a ti mismo; que lo que te preocupe no sea seguir mejorando, sino el miedo al fracaso, al qué dirán, a que nadie te lea o le interese lo que tienes que decir.

La experiencia no solo se obtiene escribiendo, también se logra publicando, así que hay parte del aprendizaje que tiene que hacerse en público. No queda más remedio. Necesitas completar el proceso, observar los resultados, recibir valoraciones, interpretarlas. Y luego repetir todo esto una y otra vez y continuar evolucionando.

Tu primera novela, eso sí, debe ser profesional. Tanto si la publicas como si la autopublicas (es decir, si pretendes que alguien pague por tu trabajo) debe cumplir unos estándares de calidad, como cualquier otro producto que se saca al mercado. Pero no puede suponer el culmen de tus capacidades ni explotar todo tu potencial.

Por cierto, Palahniuk también recomienda que te hagas una serie de fotos con traje en cuanto tengas ocasión para usar en las contraportadas, a ser posible cuando todavía seas joven y tengas pelo.

En eso estoy completamente de acuerdo.

10 comentarios

  1. Hola, Víctor,

    A lo de la foto para la contraportada llego un poco tarde, pero por suerte tenemos los filtros de Instagram, el autotune de la fotografía.

    Gracias por este artículo. Es un recordatorio para liberar presión muy necesario. Voy acumulando ideas, tramas y escaletas en los cajones sin decidirme a comenzar (y sobre todo, acabar) ninguna: hoy me parece mejor esta, mañana me lo parece aquella. Y así voy pasando de una a otra. Pero no mejor en el sentido de ser mejor historia o novela, sino “mejor” en el sentido de ser “la primera, la que debe ser mejor de lo más mejor”.

    Y así al final no empiezo -ni acabo- ninguna, y voy mientras distrayéndome con relatos, que si convocatorias, etc., que está bien, pero que no hay que usarlo como excusa.

    A principios de septiembre me dije que mi plan para este año, o sea de ahora hasta agosto (curso académico) era escribir un par de mierdas: una de fantasía oscura y otra de fantasía y magia. La clave de este planning no era “mierda”, sino “acabar”.

    Un saludo!

    1. Buenas, Óscar. Sí, lo de terminar las cosas es otro tema que puede estar muy relacionado con el miedo a publicar y el perfeccionismo. Yo logré superarlo con bastante esfuerzo y voluntad, pero todavía recuerdo con cierta angustia esa enorme lista de proyectos abandonados a medias y la incapacidad de llevarlos a término. Sigo dejando cosas a la mitad, claro, pero generalmente suelen ser novelas o relatos fallidos que en principio no espero retomar a corto o medio plazo.
      Muchas gracias por comentar y suerte con esos proyectos pendientes. ¡Ánimo!

  2. Buenas Víctor:
    Al final todo el miedo a publicar es lo que nos paraliza y no nos deja exponer nuestra obra al público como tú dices. Tenemos que cambiar el chip y ver la posibilidad de publicar como un proceso de aprendizaje grande. Hay que intentar ver las críticas como aprendizaje siempre que no sean con la intención de minusvalorar tu obra sino de aprender con estas.Teniendo en cuenta que nuestra obra tendrá un público diana e intentar que acabe en esto. Haciendo un planning adecuado para poder llegar a publicar dejando los miedos de lado , me lo voy a aplicar.Un abrazo y gracias por estos post tan motivantes!!

  3. Gracias por la mención, Víctor. Sí que removió marea aquel artículo, sí. Es uno de los más comentados del blog.
    Me alegra ver que coincides conmigo en lo de la primera novela. Yo mismo me he planteado muchas veces si podría de género y qué haría… ¿Dejó mi primera novela olvidada? ¿Me alejo de ella? Es como todo, yo empecé trabajando en un taller de maquinaria cerámica, pero no pongo eso en mi CV, porque mis primeros trabajos fueron de verano y me servían para pagarme la moto y los estudios. Pero no son los trabajos que me representan, porque no soy mecánico, ni albañil, ni camarero, soy redactor y consultor de marketing.
    Supongo que con las novelas sucede lo mismo. La primera novela es un ejercicio de fe. Has escrito algo que está bien y tienes que publicarlo, tienes que lanzarte a la piscina. Para mí esa es la principal utilidad de las primeras novelas, romper la barrera del miedo y lanzarte.
    La primera novela no tiene que ser perfecta. Pero debe ser la mejor novela que seas capaz de escribir en ese momento. Más tarde, escribirás tu segunda novela, que tampoco será perfecta, pero también será la mejor novela que serás capaz de escribir y que, como habrás aprendido algo, será mejor que la primera y, como decía Gomaespuma, así sucesivamente.
    Me estoy dando cuenta de que los escritores tenemos muchos estigmas… Hay demasiadas viejas creencias que parecen estancadas.

    1. Buenas, Jaume. Es un gran artículo, sobre todo porque pone el dedo en la llaga. Y sí, yo también creo que hay una serie de ideas preconcebidas en la escritura que pocas veces nos paramos a cuestionar… y que nos pueden llegar a hacer mucho daño. No hay verdades absolutas, y lo que a uno le puede ir bien, a otro le puede destrozar la vida, pero da la impresión de que por norma general hay una única manera de hacer bien las cosas. Luego, cuando te pones a leer las biografías de otros autores y cómo enfocaron sus carreras, te das cuenta de que no es cierto.
      Lo del género es un gran ejemplo (y ya sabes que yo también he tenido y sigo teniendo el mismo problema, hasta el punto de que he tenido que desdoblarme en dos escritores para poder dar rienda suelta a todo lo que quería escribir). A la hora de la verdad, lo que veo es que muchos escritores españoles del fandom van saltando de género con cada novela y no pasa absolutamente nada. Te hacen una de terror y te saltan a otra de ciencia-ficción, o a una histórica. Mira a Cañadas, a Bueso, a Claudio Cerdán… que lo mismo te hace pura novela negra, que thriller, que te escribe una de zombis o una histórica. ¿Que pierden algunos lectores con cada salto? Pues sí, pero ganan otros. Yo que sé, creo que a veces hay que aflojar un poco.
      Con las primeras novelas, pues más de lo mismo. Llega un momento en el que hay que lanzarse a la piscina.

  4. Muy buen artículo. Es más, pone las cosas en su sitio, en un razonable y redactado punto medio que es donde (dicen) está la virtud.
    No, leches… el comienzo de mi comentario debió ser otro. Cambia el “muy buen” por un “apoteósico”. ??

  5. Gracias por el artículo, el maestro Hugo Hiriart siempre sugiere a sus alumnos escribir, un escritor se hace leyendo y escribiendo diario, como si fuera parte de la respiración. En el artículo enfocaste otro punto importante, el de publicar con pasión y esmero.

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