La (¿dudosa?) utilidad de las fichas de personajes para novelas

Fichas de personjes para novelas

Las fichas de personajes para novelas son un recurso que algunos autores emplean para definir mejor las características de los mismos en sus historias. Al menos, en teoría. En la práctica, pocos escritores las utilizan. No digo que no haya ninguno, pero desde luego no es una práctica generalizada.

Hace poco encontré a través de Reddit una página que contenía una ficha de personaje con casi cuatrocientas preguntas. Entre los campos a rellenar se incluían aspectos tan variopintos como el grupo sanguíneo (irrelevante si no eres japonés), el número de la seguridad social (un valor completamente aleatorio), la fecha de su cumpleaños o el signo zodiacal.

En general, creo que las fichas de personajes para novelas son una mala idea. Aunque pueden tener ciertas ventajas, en el mejor de los casos suponen una pérdida de tiempo, que podría ser empleado de forma más provechosa en tareas de escritura o de revisión. En el peor, el autor puede sentir la tentación de embutir todos esos datos irrelevantes en su libro, como tantas veces ocurre con el worldbuilding en las novelas de fantasía. Además, un exceso de información puede producir el efecto contrario: el personaje puede quedar desdibujado.

Evidentemente, no todas las fichas son tan largas ni están llenas de preguntas irrelevantes como la que he compartido arriba, y existen algunos casos en los que creo que pueden ser útiles. Por eso, en este artículo, he decidido darle un repaso a esta herramienta.

 

El arte de la creación de personajes

De todos los libros sobre técnicas de escritura que descansan en mi estantería, creo que el único que ha pasado cuatro años cerrado es The Art of Character, de David Corbett. Me encontré con él por casualidad: formaba parte de un mismo stand dedicado a la escritura creativa, y lo adquirí junto con Writing Tools, de Roy Peter Clarke.

Por cierto, he recomendado Writing Tools media docena de veces, pero nunca está de más hacerlo otra vez. Es una joya.

En cambio, abordar The Art of Character siempre me ha dado pereza. Cada vez que lo abro me encuentro una serie de secciones con títulos nada sugerentes, como «Personajes basados en gente real», o «Cuánto necesitamos saber sobre un personaje», o «Atractivo sexual», o «Edad». Quizá otros escritores lo encuentren interesante, pero para mí la caracterización siempre ha sido un subproducto de la historia.

Eso no quiere decir que no crea que los personajes son importantes; muchas veces son lo más importante de una novela. Simplemente, me parece que surgen de forma natural como parte del acto de escritura, y crecen a lo largo de la historia para cumplir el rol que les corresponde.

 

Dos tipos de historias en función de la creación de sus personajes

Tras pensarlo un poco, y de forma más intuitiva que analítica, me da la impresión de que el proceso de creación de personajes puede dar lugar a dos tipos de historias distintas, una en la que la trama viene definida por la naturaleza de los personajes y otra en la que los personajes vienen definidos por la naturaleza de la trama.

Cuando uno se para a pensarlo, podría suponerse que series como Breaking Bad o películas como Scarface, o Taxi Driver son historias que surgieron como reacción a la naturaleza del personaje protagonista. El argumento se desarrolla a su alrededor como consecuencia de sus problemas o de los rasgos de su personalidad. Por el contrario, El resplandor o Chinatown parecen historias en las que los que personajes cumplen una función complementaria de la trama, sin por ello dejar de ser menos importantes o representativos.

Para los autores que trabajen primero la naturaleza de los personajes, quizá The Art of Character les resulte de utilidad, pues también aborda ciertas cuestiones interesantes. Sin embargo, y como ya he dicho, nunca he trabajado los personajes de forma individual, como criaturas escindidas de la historia que las cobija. Me parece un proceso antinatural.

No obstante, no todo es blanco ni negro, y del mismo modo que casi ningún autor es del todo de brújula o de mapa, arquitecto o jardinero, a menudo la experiencia de aquel que trabaja en una novela se acaba convirtiendo en un asunto enmarañado y anárquico, consecuencia inevitable del proceso creativo.

En la mayoría de los casos, los personajes surgen junto con la historia, como inevitables agentes activos de la misma, y ambos elementos se van retroalimentando.

 

Fichas de personajes para novelas a priori y a posteriori

Cuando se habla de fichas de personajes para novelas se da por supuesto que estas se realizan durante la fase de planificación de las mismas. El escritor toma una ficha creada por una tercera persona o bien fabrica la suya propia y rellena los campos, y repite el proceso para todos los personajes principales. Esto le sirve, supongo, para reflexionar sobre diversos aspectos psicológicos de los mismos.

Sin embargo, creo que la mayor utilidad de una ficha de personaje —al menos para mí— sería crearla a medida que se trabaja en la primera versión del manuscrito. De este modo, cumpliría varias funciones:

Por un lado, podría utilizarse para tener un perfil completo del personaje, para comprobar que todos los rasgos de su personalidad encajan con sus acciones y con su historia y poder hacer cambios más fácilmente de cara a las revisiones.

En segundo lugar, serviría como una especie de documento para el script (el término en español es «continuista»; es el tipo que en los rodajes vigila que a un actor no le cambie la bufanda de color o se le consuma demasiado el cigarrillo entre un plano y el siguiente), para no cometer errores en el vestuario, el aspecto físico o la historia.

Esto m parece especialmente útil en novelas río o sagas familiares, donde puede haber cientos de personajes distintos. Es justo en este tipo de sagas de múltiples libros (que abarcan cientos de años o muchas historias interrelacionadas) donde las fichas realizadas durante la planificación podrían cumplir una función importante. Autores como J. K. Rowling o G. R. R. Martin a menudo han tenido que recurrir a sus propios fans —y a las enciclopedias creadas por los mismos— para recordar un rasgo de alguno de sus personajes y no incurrir en contradicciones.

Por desgracia, la mayor parte de los autores no cuentan con miles de devotos aficionados, así que en estos casos las fichas de personajes pueden ser una gran idea.

 

Qué debería incluir una ficha de personaje

Confieso que nunca he realizado una ficha de personaje excepto para acompañar a los textos que escribía para las aventuras de rol que arbitraba con mis amigos pero, como apuntaba arriba, creo que algunas historias sí pueden necesitar un trabajo de caracterización previo más detallado. Cada nuevo proyecto suele requerir un proceso de creación distinto, así que el escritor siempre debe estar dispuesto a explorar nuevas formas de trabajo.

Eso sí, cuando me planteo qué tipo de información podría resultar útil incluir en una ficha de personaje, lo primero que descartaría serían las largas descripciones físicas.

Cuando uno lee algunos best sellers de los setenta y de los ochenta, se da cuenta de que los autores a menudo se abandonaban a unas descripciones físicas prototípicas y muchas veces absurdas, incluyendo la altura (en pies, incluso en las traducciones al español), el color, la forma y la longitud del cabello, los abdominales e incluso el tamaño de los senos. Como si estuvieran, en efecto, marcando casillas en un formulario.

También había una fijación absoluta —que creo que hoy día aún se mantiene— por el color de los ojos. ¿Aporta algo a la caracterización? ¿Es realmente importante?

Toda esta información sobre el físico aparece bien delimitada en campos en todas las fichas de personajes para novelas con las que me he encontrado, y es la primera que suprimiría. De hecho, si en algún momento tuviera que realizar mi propia versión, no incluiría una serie de apartados, sino un caos de ideas interesantes, aunque algunas fueran contradictorias. Tendrían que ser inspiradoras, no limitantes. No habría campos para la altura, ni el peso, ni el color de ojos, nada que hubiera de rellenarse. Tampoco una fecha de nacimiento, ni un epígrafe para contar su historia. Ciertos personajes no necesitan historia, no necesitan pasado.

Como ocurre con el worldbuilding en las novelas de fantasía, la información que el lector necesita conocer es la información que el escritor ha de saber, y la información que ha de aparecer en la novela. Ni más, ni menos. Cuanto más sabe el escritor, más información intenta transmitir al lector, aunque sean datos inútiles para la historia. Esto me parece un grave error, aunque estoy seguro de que no todos estaréis de acuerdo.

Por eso creo que lo lógico sería que cada ficha de personaje de una novela fuera distinta, en función del papel que este ha de cumplir en la misma, y de su importancia.

En conclusión

Supongo que ha quedado claro que no soy un gran defensor de las fichas de personajes para novelas, pero esto no quiere decir que no sean una herramienta útil para otros escritores o para ciertos casos concretos.

Creo que, cuando se escribe, los personajes aparecen solos. Surgen para cumplir un papel en la historia y por eso siempre están subordinados a ella. Su personalidad se materializa como consecuencia de sus acciones, al menos en el primer borrador de cualquier cosa. Cuando la novela termina, el personaje existe, su caracterización ha concluido. Después, con la relectura, viene un verdadero estudio del mismo, como el criminólogo que elabora un perfil. ¿Es coherente esta acción con lo que sabemos del personaje? Y, si no lo es, ¿cómo afectaría cambiar esto a la historia o qué aportaría la contradicción a la hora de caracterizarlo?

Los personajes son como marionetas a las que escritor “fuerza a hablar”. A medida que estos se expresan, uno va descubriendo cosas nuevas sobre ellos. Al mismo tiempo, el sistema garantiza que los personajes nunca sobran, siempre toman un papel activo en la historia porque, si no, no existirían.

Aunque este sistema implica una cierta labor de reescritura posterior de forma que los actos y el diálogo de cada personaje encajen entre sí (especialmente en los primeros capítulos, cuando el autor todavía desconoce la dirección que va a tomar), en contrapartida la caracterización se convierte en un juego.

* * *

¿Y tú? ¿Utilizas habitualmente fichas de personajes o lo has probado alguna vez? ¿Crees que aportan alguna ventaja? Y, si no las usas, ¿cómo abordas el proceso de creación de personajes? Puedes contármelo en los comentarios.

3 comentarios

  1. Hola, soy escritor aficionado y la verdad es que, a diferencia tuya, creo que las fichas de personajes sí son útiles en la caracterización. Obviando detalles aleatorios como tipo de sangre o número de seguridad social; encuentro más fácil organizarme respondiendo a cuestiones como descripción física, personalidad, metas de vida, habilidades, debilidades y más. Es algo que me ha ayudado a conocer mejor a mis personajes, antes de meterme de lleno en la escritura de una historia.

    Recuerdo que comencé a tomarme eso de las filas en serio, luego de escuchar en una entrevista que Guillermo del Toro entregaba a sus actores un documento con todo lo que necesitaban saber de sus personajes; incluyendo aspectos como las cosas que amaban y su signo zodiacal. Él es muy bueno contando historias, así que me pareció una idea fantástica hacer lo mismo.

    Sí, quizá hay fichas que tienden a exagerar incluyendo aspectos aleatorios; no me parece que haya necesidad de ser tan minuciosos en ese aspecto, pero yo sí uso fichas y me han servido muy bien.

    En las conclusiones concuerdo, siempre es necesario volver a leer una historia y preguntarnos si las acciones de un personaje son congruentes con su personalidad, para redondear mejor su perfil psicológico. Podría decirse que las fichas pueden ser un apoyo adicional, para recordarnos quien es cada quien y hacia donde se dirige.

    Un artículo muy interesante, muchas gracias por compartirlo. Veo que tienes muchos otros posts para escritores con muy buen contenido, así que probablemente me pase a leer seguido.
    Saludos.

    1. Al final es como dices: si las fichas te son útiles, adelante. Lo único que creo que es conveniente es que cada escritor las lleve a cabo a su manera y tomando sus necesidades como punto de partida.
      Yo también leí esa entrevista a Guillermo del Toro. De hecho, ahora que lo mencionas, en el libro de arte de Crimson Peak hay ejemplos de esas fichas de personaje. Tendría que revisarlo para estar seguro, pero me parece que simplemente se limitaban a explicar el pasado del personaje y cómo este afectaba a sus motivaciones… no recuerdo que estuviera planteado como un formulario (aunque podría ser).
      ¡Un saludo y muchas gracias!

  2. ¡Hola! Creo que mi costumbre de crear fichas de personajes quedó por el rol, pero estoy de acuerdo que esa larga lista que muchas veces publican por allí son demasiado extensas y no aportan mucho a la trama. Yo prefiero hacer una ficha corta con lo que considero inicial para trabajar: físico, cinco cosas grandes de su personalidad, lugar y fecha de nacimiento, edad, profesión y algún hobbie. Y a partir de alli ir llenando con los datos que me aportan la trama. Y esos datos considero que son básciso para tener estacionado el personaje en su contorno y dejarlo maniobrar.

    Y concuerdo contigo, no lo conoceremos a través de una ficha extensa de 100 preguntas, conoceremos a nuestro personaje cuando esté moviéndose dentro del universo de la historia. Pero hay datos que son facil de olvidar y valen la pensa tener en cuenta (como lo de los ojos), que si bien no dicen nada de la personalidad, luego pasa que por un lado los tiene azules y en otros café.

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