Arcos de personaje: deseos y necesidades

arcos de personaje

Los arcos de personaje son uno de los elementos más importantes en cualquier historia. En este artículo vamos a ver en qué consisten y cuáles son sus características principales, además de sugerir unas cuantas ideas para facilitar su creación.

No todos los personajes tienen un arco, como se hará evidente más adelante; ni siquiera todos los protagonistas están obligados a tener uno. Sin embargo, considerar con cuidado los arcos de personaje que se desarrollan a lo largo de una novela puede facilitar enormemente la implicación emocional de los lectores.

Los elementos básicos de una historia

Protagonista, antagonista y conflicto. Estos tres elementos básicos son los que articulan la mayoría de las historias, pues se basan la premisa de que el protagonista desea algo —ya sea retornar a un pasado ideal o alterar el presente para construir un futuro distinto— para él mismo o para los demás. Sin embargo, otra fuerza se lo impide. De esta tensión surge el conflicto, y a partir de este núcleo seminal se desarrolla la historia.

Desde el punto de vista de un escritor, la ventaja principal de abordar la construcción de una historia con este planteamiento es que el protagonista nace como un sujeto activo. Un protagonista que desea algo y está dispuesto a luchar para conseguirlo es un personaje que toma de inmediato las riendas de la historia.

La forma en que este personaje lidia con este deseo y la transformación que sufre a consecuencia de los hechos que tienen lugar a lo largo de la novela constituye su arco de personaje.

Tipos de arcos de personaje

Por tanto, y por resumir: un arco de personaje no es más que la evolución de un personaje a lo largo de la historia. Por ejemplo, al principio de Cuento de navidad (Charles Dickens, 1843) Ebenezer Scrooge es un hombre egoísta y avaro que maltrata a sus empleados, pero acaba transformado en una persona generosa y considerada. Scrooge quiere evitar convertirse en su socio Marley: ese es su «deseo».

Es factible argumentar que carece de sentido hacer un viaje o vivir una aventura si al final no hemos aprendido nada (al menos, carece de sentido dramático o narrativo). No obstante, no todos los arcos de personaje suponen un progreso hacia mejor. A veces, el cambio es a peor (y puede entrar en juego la figura del antihéroe). En otras ocasiones, además, el impacto de este cambio excede los límites —o el interés— del propio relato.

Por tanto, el arco de personaje solo supone transformación, sin importar la naturaleza de la misma. Este el conjunto de reacciones emocionales de un personaje a los acontecimientos que se van sucediendo en la historia y cómo estos alteran su naturaleza.

Ausencia de arcos de personaje

No todos los personajes de una historia sufren un arco de transformación. En Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993, basada en la novela homónima de Michael Crichton de 1990) el personaje de John Hammond comienza jugando a ser Dios y acaba aprendiendo una lección de humildad, y Alan Grant, tras cuidar y proteger a sus nietos, supera su miedo a la paternidad. En cambio, personajes como John Malcolm, Ellie Satler o Dennis Nedry no evolucionan de un modo significativo a lo largo de la película.

Esto es lo que quizá ha llevado a establecer la clásica distinción entre personajes estáticos y personajes dinámicos. Los protagonistas, casi siempre por definición, tienden a ser dinámicos, pues suelen evolucionar a lo largo de la historia. Otros personajes secundarios pueden tener arcos de transformación o no, en función de su importancia en la trama o de los deseos del propio autor. Por ejemplo, la mayor parte (si no todos) los personajes de Canción de hielo y fuego, de G. R. R. Martin a los que el autor dedica capítulos propios, sufren arcos de transformación importantes a lo largo de las novelas.

Por supuesto, existen también infinidad de historias que carecen casi por completo de arcos de personaje.

Un ejemplo recurrente de un personaje sin arco (o con un arco plano, que es otra forma de decir lo mismo) es Sherlock Holmes. Cada una de las aventuras del detective de Baker Street se salda con un cambio externo (la resolución del crimen, el descubrimiento del asesino que pasa a manos de la justicia reestableciendo de forma simbólica el orden en el mundo), pero no interno (ni Sherlock Holmes ni su compañero John Watson aprenden gran cosa sobre sí mismos a lo largo del proceso). El foco de estas historias se basa en el juego de inteligencia y en la fascinante y enigmática personalidad del propio detective, no en la evolución de los protagonistas.

Aun así, la mayor parte de las historias que consumimos y disfrutamos hoy día están basadas en personajes que cuentan con arcos. Incluso series de televisión procedurales que siguen claramente la estela de las historias de Arthur Conan Doyle, como pueden ser C.S.I., Mentes Criminales o House M.D., se apoyan en personajes cuyas vidas evolucionan a lo largo de las sucesivas temporadas, más allá del pequeño «escenario narrativo acotado» donde resuelven sus casos semanales.

La relación entre arcos de personaje y arcos narrativos

Otra cuestión importante a tener en cuenta es que el arco del protagonista (cuando lo tiene) define la longitud de la historia. Los arcos de personaje no existen en el vacío: se interrelacionan con el tema literario de la novela, con la naturaleza del conflicto y el antagonista y con el propio arco narrativo. Todos estos elementos deberían encajar de forma limpia y natural los unos con los otros.

Si estás familiarizado con las diferentes estructuras narrativas como el viaje del héroe, el método BS2 de Blake Snyder o el círculo de Dan Harmon, te habrás percatado de que siempre adoptan el punto de vista del héroe o del protagonista. Su viaje es indisociable de estas estructuras, y su evolución a lo largo de la historia puede apreciarse de forma muy clara en cada uno de los pasos. De hecho, creo que incluso podría argumentarse que estas estructuras describen básicamente el arco de personaje protagonista.

Aunque también hay casos en los que esto no ocurre, el arco narrativo y el arco del protagonista suelen avanzar de forma paralela. Cuando el segundo llega a su final natural, solo existen dos opciones: o dar por finalizada la obra, o empezar un arco nuevo.

En una novela, la solución es sencilla: el arco del protagonista culmina al final del libro.

En cambio, en una saga con un único protagonista es habitual crear un arco de personaje principal y una serie de arcos de personaje más pequeños para cada libro. Por ejemplo, la conexión entre Harry Potter con Voldemort es un aspecto que vertebra todas las novelas de J. K. Rowling, junto con el temor de Harry de acabar pareciéndose a él. Este arco de personaje queda establecido en la primera aventura (en el momento en el que aparece el sombrero seleccionador) y solo es resuelto en el tramo final de la última novela. Es un arco que vertebra la saga.

Una alternativa algo menos habitual pero también empleada en sagas y narrativas seriadas es iniciar un nuevo arco de personaje tras finalizar el anterior. El problema que suele presentarse entonces es que el personaje pierde su esencia o atractivo en el proceso y deja de interesar al público. En el pasado, he argumentado que este es el motivo por el cual fracasan la mayoría de series de televisión. El problema es que los personajes, una vez ha concluido su arco, mueren. Esto ocurre:

1) Bien porque una mariposa no puede volver a convertirse en un gusano sin que el espectador se sienta traicionado (¿para qué ha servido todo ese viaje y ese auto-conocimiento si en el fondo el personaje vuelve a caer en los antiguos vicios y problemas de siempre?).

2) Bien porque un personaje con deseos y necesidades distintos ha cambiado tanto que carece del atractivo que atrajo al público original.

Deseos y necesidades

Esto nos lleva a considerar la cuestión de los deseos y las necesidades. A la hora de diseñar un arco de personaje, el escritor puede partir de dos preguntas muy sencillas. Al fin y al cabo, la mayoría de las historias que consumimos tienen protagonistas cuyo arco se fundamenta en ellas. Son estas:

1) ¿Qué es lo que quiere tu personaje?

2) ¿Qué es lo que necesita?

En la web de Steven Pressfield explican el asunto de forma muy solvente: lo que el personaje quiere se manifiesta de forma externa a lo largo de la novela: son la serie de acciones que va tomando y que empujan la historia hacia adelante. El deseo aquí es lo que a veces se llama la «motivación» del personaje, aquello que le hace abandonar el mundo ordinario y responder a la llamada de la aventura. Por el contrario, lo que el personaje necesita se manifiesta de forma interna. De nuevo, son dos viajes paralelos que se influyen mutuamente.

La idea es que, al principio, el protagonista no suele ser consciente de esta necesidad oculta, pero a lo largo la trama, su deseo original se ve transmutado o sustituido por ella. El personaje descubre que lo realmente importante era otra cosa, adquiriendo por tanto una comprensión más profunda de su mundo interior y del mundo exterior que le rodea.

¿Qué quiere Walter White? Una cantidad de dinero suficiente que permita subsistir a su familia cuando haya muerto.

¿Qué necesita Walter White en realidad? La sensación de poder y control que le hace sentirse vivo.

Por tanto, una serie como Breaking Bad lleva al protagonista a un viaje de auto-descubrimiento a lo más profundo de su alma. Al final de la misma, Walter ha comprendido que sus acciones no tenían como objetivo garantizar el sustento de su familia (o no solo). Se trataba de una excusa socialmente más aceptable, una justificación moral para cometer actos inmorales. Walter White necesitaba abandonar su vida aburrida, monótona y miserable, y transformarse en Heisenberg, un exitoso capo de la droga temido y, sobre todo, respetado.

La jerarquía de necesidades de Maslow

Para que el escritor comprenda con más claridad a qué se refieren los profesores de narrativa cuando hablan de la necesidad de los personajes, a veces estos recurren a algo conocido como la pirámide de las necesidades de Maslow.

La idea se basa en una jerarquía de necesidades humanas: hasta que las necesidades de la base de la pirámide no han sido satisfechas, no se adquieren necesidades de una categoría superior. En el nivel más bajo se encuentran las necesidades fisiológicas básicas (comida, agua, aire, etcétera); en el siguiente se establecen cuestiones como la seguridad familiar, la salud y la propiedad; así, hasta alcanzar la cúspide.

Arcos de personaje: la pirámide de necesidades de Maslow
Pirámide de necesidades de Maslow. Fuente: Wikipedia.

Si te fijas, algunos de los niveles de la pirámide pueden correlacionarse con ciertos tipos de historias. Por ejemplo, los dos niveles inferiores se corresponden con relatos de supervivencia, como La larga marcha (Stephen King, 1979), Battle Royale (Koushun Takami, 1999) o La carretera (Cormac McCarthy, 2006).

En estos casos, con frecuencia el deseo y la necesidad confluyen. Más a menudo, no obstante, la relación entre deseo y necesidad supone un conflicto, lo que puede incrementar el interés de la historia. Esto se ha sistematizado a veces en el mundo de las técnicas narrativas utilizando los conceptos de «mentira» y «verdad».

Por supuesto, el punto de partida es la mentira: el protagonista vive inmerso en una contradicción fundamental o una creencia equivocada que le impide acceder a la auténtica verdad que terminará por asimilar.

En conclusión

Este repaso no es exhaustivo, pues existen numerosas formas de arcos de personaje que varios profesores de guion y narrativa han intentado sistematizar o clasificar en grupos. Un artículo que me ha llamado la atención es este de Diana P. Morales donde ofrece veinte ejemplos de arcos de transformación en novelas y películas, porque puede venir muy bien para estudiar algunos casos prácticos.

Creo que los arcos de personaje son muy particulares y no pueden disociarse de las historias que los alojan. Lo importante, a la hora de planificar uno, es el «cambio». Un cambio que tenga sentido y resuene temáticamente dentro de la novela.

¿Y tú? ¿Planificas de forma independiente los arcos de personaje de tus novelas? ¿Consideras que es importante que la mayor parte de los personajes de una historia sufran un proceso de transformación? Puedes contármelo en los comentarios.

5 comentarios

  1. Buenas Víctor!
    Lo primero felicitarte por el post , había leído sobre arcos narrativos pero este lo detallas muy bien y con buenos ejemplos.Y lo de hacer miles de temporadas con otra evolución del personaje que a veces no suele coincidir con aspectos de su carácter previo completamente de acuerdo resta credibilidad y aburre, jeje.
    Yo cada vez planifico más sobretodo el arco que es tan importante pero tengo personajes independientes que toman las riendas y eso me dificulta mucho, jeje.
    Que tengas un buen 2021 lleno de post como este y en todos los sentidos ? Un abrazo!

  2. El chiste (el atractivo que atrapa al espectador) reside en si eres capaz de ‘cambiar un sentido’ a priori conocido, por uno nuevo; a ver cómo te las arreglas para llevar a cabo esa tarea de transformación.
    Por ello, a veces, cuando me preguntan para molestar ‘¡¿Por qué debería una historia tener 3 actos?!’ Yo respondo: Porque desde el approach lógico, necesitas de al menos tres pasos para lograr que algo 1º caiga (su sentido pre-establecido); 2º llevar adelante el proceso de (re)creación de un Sentido Nuevo… en cuyo recorrido (como señalas en el caso de Walter White) encontrarás algo que no esperabas y 3º la Emergencia de un Nuevo Sentido que incluya lo Negativo y a la vez lo Supere.
    Todo ello es siendo optimistas; porque el Requiem de Aronofsky es un descenso a los infiernos… sólo hay más infierno al final del túnel.

  3. Hola Víctor. Tengo una pregunta. En el ejemplo que indicas de “La carretera”, no veo dónde está el arco de transformación. Para mí, este personaje no tiene una verdadera transformación. Se va enfrentando a los peligros que surgen con el único objetivo de salvar a su hijo, pero él, en realidad, no cambia. Su visión del mundo es la misma tanto al principio como al final. ¿Podrías aclarármelo?
    Muchas gracias.

    1. Buenas, Leire. En realidad, si te fijas, no estoy diciendo que el protagonista de “La Carretera” sufra una transformación a lo largo de la historia. Solo era un ejemplo de narración postapocalíptica donde la satisfacción de necesidades básicas es un elemento central de la historia. De todas formas, por responder a tu pregunta y tras buscar un poco por internet (hace ya una década que leí la novela, así que no me atrevo a hacer un análisis propio), he encontrado este artículo sobre “arcos de personaje negativos” donde se menciona la obra y que quizá sea de tu interés: https://www.writingmastery.com/blog/how-to-write-a-negative-character-arc
      Espero haberte ayudado, aunque sea solo un poco. Gracias por tu comentario.

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