De un tiempo a esta parte en el mundo editorial se está oyendo hablar mucho del audiolibro, a veces como si fuera una suerte de bote salvavidas que pudiera sacar a la industria de una década de letargo y resultados mejorables.
Sin embargo, los audiolibros no son un formato nuevo, como el libro digital en su día. Llevan muchos años dando guerra (o no dándola) y a veces uno no puede evitar ser un poco escéptico cada vez que tratan de convencernos de las bondades de un cambio que no ofrece realmente nada nuevo. La experiencia nos ha enseñado que ni el libro electrónico ha desbancado al libro de papel (un 3% del mercado de acuerdo a datos ofrecidos por Libranda), ni los libros interactivos con audio e imágenes, las apps, los productos transmedia o la realidad aumentada han supuesto una revolución en el sector o siquiera un cambio significativo.
En este artículo voy a tratar de poner este nuevo repunte de los audiolibros en contexto y tratar de desentrañar algunas claves sobre qué supone el audiolibro para los escritores, tanto aquellos que publican en editoriales como a los que se dedican a la publicación independiente.
Lo que sigue no deja de ser una valoración más y por supuesto no está exenta de crítica. Si sabes algo que yo no o tienes tus propias ideas al respecto, me encantaría que las compartieras conmigo en los comentarios del artículo. Así podemos crear un debate que nos enriquezca a todos.
Audiolibros: la historia del avión que nunca despega
Una noticia del diario.es de finales del 2013 declaraba: “El audiolibro no existe en España”. Y a pesar de todo, unos años antes, se creía que el audiolibro sería un formato que podría explotarse en esta nueva realidad digital que vivimos. La editorial Salamandra sacó Harry Potter en ocho CDs y fracasó. Más adelante, las empresas que apostaron por los audiolibros, ya en MP3 y con distribución en línea, cerraron. ¿A alguien le suena canalaudiolibro.com o escuchalibros.com?
Se citan, como posibles motivos para justificar estos pobres resultados, los altos costes de producción, el hecho de que en España no se hacen trayectos largos en coche de manera habitual (al contrario que en los Estados Unidos), los problemas asociados a los derechos de autor (los derechos de audio han de acordarse de forma individual) y el idioma, pues aunque el español es el segundo idioma más hablado del mundo, las variaciones del habla de los múltiples países hispanohablantes hacen difícil que un audiolibro se venda en todos ellos.
Así que, si bien el audiolibro funciona bastante bien en el mundo anglosajón, en España el formato parecía muerto y enterrado.
Aun con todo, en 2016 Bubok publica una entrada en su blog donde insisten en que “los audiolibros van a dar mucho que hablar en España”. Por las mismas fechas, dosdoce.com ofrece datos de la Asociación de Editores de Audiolibros donde informa de un aumento de ventas de un 24% desde el año anterior. La tendencia en el mercado norteamericano estaba en alza y era lógico tratar de encontrar su reflejo en España. Al fin y al cabo, en 2015 los audiolibros experimentaron un crecimiento del 37% con respecto al año anterior en EEUU y un 400% con respecto a 2011.
Pero, ¿por qué? ¿Es que ha cambiado algo?
Yo creo que sí, y la causa para el incremento del interés en los audiolibros es muy sencilla: simplemente, había que esperar a que se popularizase el Smartphone. Los datos parecen dejarlo bien claro: el 92% de las personas que escuchan audiolibros lo hacen a través de dispositivos móviles.
Hecha la retrospectiva, viajemos otra vez al momento actual donde, a falta de datos específicos del sector, da la impresión de que tanto las grandes editoriales como otras iniciativas privadas están intentando explotar de nuevo el fenómeno del audiolibro tanto en España como en Latinoamérica. En la web de Penguin Random House tenemos una gran oferta de libros en audio, por ejemplo, y el lector también puede recurrir a otras plataformas más o menos asentadas, como Storytel. Justo antes del verano, una editorial de menor tamaño como es Cazador de Ratas anunció que va a pasar algunos de sus libros a audiolibros. Probablemente no sea la única, así que es posible que estemos asistiendo a los inicios de un proceso de generalización del formato.
¿Cuánto cuesta? ¿Merece la pena para el escritor independiente?
Todo esto supone nuevas oportunidades para las editoriales y grandes noticias para los lectores, pues la ampliación de la oferta redunda en su beneficio. Nunca está de más tener varias opciones. Pero, ¿y a los escritores?
Si eres un escritor que publica con editoriales tradicionales, mi consejo es que no malvendas los derechos de reproducción en audio de tu obra como si fueran cualquier cosa, sino que pelees por ellos si es necesario. Esto es particularmente importante si estás firmando un contrato con una editorial grande y que ya tiene una plataforma de distribución de audiolibros, como puede ser el caso de Penguin Random House. Si trabajas en uno de los géneros que más triunfan en este formato, como son la novela histórica, el thriller, los libros de negocios, de desarrollo personal o la novela erótica, entonces con más razón.
¿Y si eres un escritor indie? Pues en ese caso, vamos con una de datos: Bubok cifraba, en el artículo arriba mencionado, el coste de producción de un audiolibro en unos 4.000 euros y dosdoce.com lo hace en una horquilla de entre 2.000 y 3.000 para un libro de entre 150 y 200 páginas (para una editorial como Planeta, unos años antes, el coste estaba cifrado en 30.000). Como es lógico, para la inmensísima mayoría de autores y editoriales resulta difícil justificar semejante desembolso, pues la alta inversión hace más difícil obtener beneficios.
Hay que entender que para grabar un audiolibro de forma profesional necesitamos a un profesional para grabar el audio; a menos que tengamos una voz prodigiosa y mucha técnica, no podemos hacerlo nosotros u obtendremos un resultado pobrísimo. También hay que contar con el material adecuado (software, micrófono, etcétera) y con conocimientos de edición de sonido.
El coste medio de producción de un libro independiente en formato digital, incluyendo maquetación, corrección, portada y algo de promoción, rondaría más o menos los 1.000 euros (este dato es una estimación personal aproximada). Si el Nielsen no se equivoca y los autores nacidos después de 1980 venden una media de 300 ejemplares por libro, se entiende fácilmente cómo lograr recuperar esta inversión se hace difícil, y una que multiplique esa cifra por cinco es prácticamente imposible. Sé que estoy mezclando peras con manzanas, porque los libros autoeditados y los editados por editorial tradicional no venden el mismo número de ejemplares ni tienen el mismo margen de beneficio, pero es difícil encontrar cifras en industrias que tienden tanto al secretismo. Así que, a falta de mejores datos, nos vale esta aproximación.
Intuitivamente, y dado que en Amazon lo que se lleva es lo que llamo literatura de aluvión (publicación masiva de libros por parte de un autor para obtener una cantidad razonable de ingresos combinados), parece bastante más inteligente utilizar ese dinero para producir tres o cuatro libros en vez de poner todos los huevos en la misma cesta produciendo un único audiolibro.
Parece que estoy hablando de rosquillas en vez de literatura, pero así es como están las cosas.
Sin embargo, el coste no es el mayor escollo. El problema principal al que un escritor independiente se enfrenta es la distribución, pues se necesita una plataforma a la que subir el audiolibro para poder venderlo. Aquellos que dispongan de web con tienda de comercio online pueden hacerlo a través de su propia plataforma, pero los que no disponen de este sistema lo tienen bastante más difícil.
Conclusiones
¿Está triunfando el audiolibro? A pesar de los cantos de sirena, yo no lo tengo tan claro. Lo que sí es evidente es que se está apostando por él desde la industria y que hay un mercado potencial ahí fuera. Sospecho, sin embargo, que ese mercado está conformado por un subconjunto de lectores y, por lo tanto, la inmensa mayoría de aquellos que se sienten atraídos por los audiolibros ya son consumidores habituales de libros físicos o de libros digitales.
Es decir, que este público potencial es reducido, probablemente mucho más pequeño que el mercado actual de lectores, que ya de por sí es bastante limitado. A mayor inversión, mayor riesgo. Por lo tanto, me temo que por lo general la apuesta se va a limitar a la producción de audiolibros de aquellas novelas que hayan tenido mucho éxito en papel o de aquellos autores que ya están consagrados.
Para los escritores independientes el audiolibro parece de primeras una opción arriesgada y poco rentable. Si los costes de producción se abaratan un poco más y se plantea un medio de distribución interesante (Audible sería el ideal) entonces quizá cambiarían las cosas.
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Un artículo que toca un tema muy interesante y, hasta cierto punto, controvertido.
El despegue del audiolibro en España viene de la mano de una poderosa inversión por parte de algunas compañías, fundamentalmente Storytel. Como ocurre con las grandes empresas, el poder de influencia y el capital pueden inclinar la balanza en apariencia, desde luego.
Otra cosa bien distinta es que el mercado del audiolibro sea tan amplio, o crezca tan rápido, como para justificar tamaña inversión y la cobertura mediática que se le viene otorgando desde hace unos meses.
En todo caso, como tú bien apuntas, es un recurso que por el momento está fuera del alcance de la mayoría de autores indies o autopublicados, ya que supone una inversión bastante fuerte. Quién sabe si en el futuro esto puede cambiar, pero quizá el tiempo sitúe todo en su lugar y veamos dentro de unos meses que el audiolibro, como otras muchas cosas, era una suerte de burbuja cultural.
Un saludo
¡Buenas! Muchísimas gracias por compartir vuestra opinión. Ojalá me equivoque en mis predicciones, de verdad, pero Storytel cobra por su tarifa plana de audiolibros lo mismo que Netflix por las series. Ojalá la gente estuviera dispuesta a otorgar el mismo valor y pagar el mismo precio por ambos servicios. Yo, sinceramente, habiendo miles y miles de Podcasts gratuitos disponibles en iVoox con los que “perder” el tiempo y sin una cultura previa del audiolibro detrás como tienen en UK, no lo veo.