Balance anual: 2022

¿Será este uno de esos artículos que siempre juré que no escribiría? Ya sabes, uno de esos donde el autor se disculpa por no haber actualizado su web en mucho tiempo, entona el mea culpa de rigor y hace promesa de enmienda para el futuro.

A partir de ahora… ¡tendréis una nueva entrada de blog cada semana! ¡Le haré un lavado de cara a la interfaz! ¡Crearé nuevas secciones y entrevistaré a otros autores! ¡Recuperaré la lista de correo!

Promesas, promesas.

La verdad es que últimamente no he tenido ni tiempo, ni ánimo, de actualizar esta web. Me chiva el blog que la última entrada es del 27 de abril de 2021, hace más de año y medio. Estuve a punto de escribir un balance anual el año pasado, por eso de mantener la tradición, porque las tradiciones o se mantienen o no son nada, aunque sean absurdas y no le importen a nadie. Al final no lo hice, y no se paró el mundo.

Hoy he aprovechado una gripe que me ha postrado en la cama para escribir esto y así retomar poco a poco la actividad de la web.

Vamos a ver cómo han cambiado las cosas desde diciembre de 2020.

Escritura: proyectos frustrados

Empecemos con un ejercicio de honestidad. Es importante remarcar que, por cada historia de «éxito», hay un montón de fracasos que nunca ven la luz, pero que conllevan tiempo y una buena dosis de esfuerzo.

En 2020 comentaba que me habían ofrecido un contrato para publicar una novela negra; una historia que empecé en 2019 y terminé al año siguiente. Ese contrato nunca llegó, la editorial se desvaneció y el contacto mutuo desapareció de forma abrupta.

He vuelto a enviar la novela a un par de sitios desde entonces y ha sido rechazada o ha recibido la callada por respuesta.

¿Qué puedo decir? A nivel de estilo, creo que es de lo mejor que he escrito nunca, pero al mismo tiempo hay algo fundamental que falla y eso la vuelve impublicable. No porque nadie quiera hacerlo (que también), sino porque para que funcione tendría que convertirla en otra cosa.

Concluí que no merecía la pena y, como tengo proyectos más urgentes e interesantes, he decidido no moverla más.

Otro muerto en el armario.

Comentaba también que a finales de 2020 estaba ultimando la escritura de un artículo académico sobre una serie de anime con un amigo. Después de muchísimo trabajo, ese primer artículo acabó transformándose en dos. Ambos fueron enviados a sendas revistas y, tras un larguísimo periodo de espera, fueron rechazados. Ambos.

Reescribimos uno de ellos, lo reenviamos y fue rechazado de nuevo.

A estas alturas, el coste-beneficio de esas publicaciones (sobre todo para mí, que no tengo aspiraciones académicas) es altísimo y estoy seguro de que, con todo el tiempo que he invertido ya, habría podido escribir una novela completa.

Aun así, seguiremos trabajando en ello. Confío en que  acabarán publicados algún día.

Publicaciones

Por último, en 2020 decía que, si todo salía bien, al año siguiente verían la luz dos novelas más, ambas publicadas con Obscura Editorial. Los pronósticos solo se cumplieron a medias. En mayo aparecía Duramadre y en octubre estaba previsto que saliera Fantasmas de verde jade (que por aquel entonces todavía se llamaba Fantasmas de verde Scheele), pero fui incapaz de cumplir con los plazos. Fantasmas apareció publicada finalmente en octubre de 2022.

Una novela al año durante tres años seguidos es un hito que en mi caso solo ha sido posible gracias a todo el material que he estado escribiendo y almacenando hasta hoy. Cuando presenté Lengua de pájaros a Obscura, Duramadre ya estaba terminado y Fantasmas existía, aunque fuera en inglés y en un formato muy distinto.

A pesar de todo, el trabajo de revisar y preparar esos manuscritos para publicarlos ha sido titánico.

Hoy, salvando los susodichos muertos del armario (tres o cuatro novelas fallidas que nunca verán la luz), me he quedado sin material. Aunque me gusta tener una historia siempre lista por si surge la oportunidad, por desgracia no puedo hacer gran cosa al respecto.

Obscura me pidió también una historia para su antología anual, que apareció en junio de 2021. Para mí, esto ha supuesto una vuelta a la escritura de relatos. Ojalá tuviera más tiempo para la ficción corta. Allí compartí páginas por primera vez con Emilio Bueso, uno de mis autores favoritos. Jesús Cañadas, otro autor espectacular, fue el encargado de escribir el elogioso blurb de la sobrecubierta de Fantasmas, así que me estoy quedando sin sueños que cumplir.

Por último, hace muy poco, Atlas Negro ha sido reeditado con Orciny Press. El proyecto de la saga radiata de Álvaro Aparicio en colaboración con Noviembre Nocturno vuelve a coger fuerzas en una edición renovada con varios relatos nuevos. Si queréis leer un cuento mío ambientado en ese particular universo, podéis comprar el libro en la web de la editorial.

Eventos

El virus nos dio por fin un respiro, y eso significa que pude asistir al Festival 42, donde participé en una mesa redonda sobre el género de terror. Lengua de pájaros apareció en plena pandemia, y cuando salió Duramadre la situación aún no estaba normalizada, así que realizamos una rápida presentación virtual en la librería Gigamesh de Barcelona.

Hace un mes, por fin, pude celebrar la presentación de Fantasmas de forma presencial en la librería Estudio en Escarlata de Madrid. Llevé sellos, cromos, pegatinas… de todo.

También me he reunido en varias entrevistas virtuales y hace bien poco compartí una charla en Twitch con el escritor de literatura infantil y juvenil Pablo Ferradas.

Hay más eventos previstos en el futuro que anunciaré a medida que se hagan públicos.

Arriba, a la izquierda, en el Festival 42 de Barcelona (soy el que está detrás de la columna). Las otras dos fotografías son de la presentación de Fantasmas de verde jade en la librería Estudio en Escarlata de Madrid (la de la derecha la sacó el también escritor de Obscura, I. S. Guinaldo).

Planes para el 2023

Llegamos a la parte más interesante, pero me temo que esta vez los planes para el próximo año van a ser muy simples. No habrá tiempo para más. Fantasmas, como algunos sabéis, es el primer libro de una trilogía, y la idea es lanzar un volumen por año. La segunda novela aparecerá en otoño de 2023 y, como es lógico, su escritura va a ocupar todo mi tiempo disponible, al menos durante la primera mitad del año.

No obstante, de vez en cuando trato de sacar un rato para trabajar en otro proyecto, un ensayo sobre mitología y folclore. Mi plan es preparar una propuesta editorial con la estructura detallada y un par de capítulos de muestra, con la idea de publicar en algún momento de 2024.

Por otra parte, sigo acumulando bibliografía para esa novela histórica de espías que menciono cada vez que tengo ocasión. Llevo cinco años detrás de ese proyecto y espero poder llevarlo a buen término antes de que pasen cinco años más.

Hay más ideas, más conceptos, más manuscritos a medias, más historias en diferentes fases de composición, de las que podría detallar en un solo artículo. Ideas, quizá, para una vida entera. Ojalá durante la segunda mitad de 2023 pueda dedicarles algo de tiempo.

Lo bueno de estos balances es que sirven para darse cuenta de que siempre se intenta abarcar mucho más de lo que se consigue. En 2018 pronosticaba cuatro publicaciones y salió solo una: mi última novela en inglés con pseudónimo, antes de que decidiera matar a Terry Graves para siempre. En 2020 decía que publicaría dos novelas en 2021, y tampoco fue posible.

Tengo previsto hacer algo en formato audiovisual, algo totalmente distinto y que me hace muchísima ilusión. Por supuesto, es una idea que está paralizada como casi todo lo demás. Quién sabe si para finales del año que viene podré llevarlo a buen término.

¿Y el blog? ¿Qué pasa con el blog?

Estoy preparando nuevas entradas, pero no puedo garantizar periodicidad, sobre todo durante los próximos meses. Pero aparecerán cosas, y lo anunciaré por las redes sociales por las que aún me paso; básicamente, Instagram y Twitter.

Ni siquiera sé cuál será el tono de estas nuevas publicaciones. El otro día estaba trabajando en un artículo sobre la oposición binaria, metiéndome en cuestiones sobre Greimas, semiótica y no sé qué diablos más. Me di cuenta de que la cantidad de esfuerzo que me estaba llevando la documentación para algo así era absolutamente demencial. No tenía sentido, no lo estaba disfrutando y seguramente vosotros tampoco lo haríais.

De igual manera, no parece razonable tardar entre quince y veinte horas por artículo, entre documentación, escritura, revisión y publicación. Así que se impone un cambio de enfoque que me permita seguir dando guerra durante un poco más.

En conclusión

Esta web no ha muerto. Mi compromiso con ella se vio reforzado el día que tuve que pagar de nuevo por el dominio y el hosting. Y, puesto que va a costarme dinero todos los meses, más vale sacarle partido.

A nivel literario, no puedo quejarme. He publicado tres novelas desde 2020, y hay dos más en camino.

En la entrada anterior decía que las oportunidades de hoy podían desvanecerse mañana y que había que aprovechar los pequeños triunfos, no agobiarnos, y disfrutar del viaje y del momento. Yo mismo no he sido capaz de aplicarme ese consejo en demasiadas ocasiones y eso me ha llevado a lugares a los que no me gustaría volver.

Pero no pasa nada. Hay que seguir aprendiendo.

* * * *

¿Y tú? ¿Has cumplido con los objetivos que te habías marcado para 2022? ¿Has hecho tu lista de propósitos para el año entrante? Cuéntamelo en los comentarios.

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