Sí, esta es la típica entrada reflexiva que tanto se estila a finales de año. Por un lado, un compendio de logros y metas superadas. Por otro, una promesa de hitos futuros y propósitos de enmienda. Aquí voy a hablar de lo que he publicado este año y de lo que voy a publicar el próximo, como es natural, pero también hay un poco de salseo bloguero (como lo llamó Jaume en una entrada hace tiempo), una serie de catastróficas desdichas y hasta una pizca de hype.
El panorama de los blogs literarios
Casi nunca hablamos de este tema, pero me parece que el 2016 ha sido curioso dentro de la blogosfera literaria hispana. Me da la impresión de que hemos asistido a muchos cambios.
En primer lugar ha habido un descenso importante de artículos nuevos y de actividad en general. Blogs como el de Gabriella Campbell ahora publican con menos frecuencia, Miguel Ángel Alonso Pulido anuncia que va a dejar los contenidos de su web algo aparcados, Guillermo Jiménez Cantón de Lecturonauta ya habló de tomarse una pausa y Jaume Vicent de Excentrya hizo un parón largo con el verano, aunque ahora vuelve a publicar de forma regular.
Estas son algunas de mis referencias más cercanas, compañeros de gremio y amigos. Quizá no sean representativos del conjunto, pero lo cierto es que a mí también me ha pasado algo parecido. Salvando las colaboraciones con Ateneo Literario solo he publicado dos artículos desde el verano, uno sobre los somatotipos en la creación de personajes y una reflexión sobre los editores en el mes de octubre. Por supuesto, tampoco ha habido material suficiente para que tenga sentido enviar correos a mis sufridos suscriptores, que a pesar de todo no dejan de crecer semana tras semana.
¿Qué conclusiones se pueden extraer de todo esto? Pues apenas ninguna, porque cada persona es un mundo. Algunos de estos blogueros habrán decidido centrarse más en sus proyectos estrictamente literarios, otros quizá hayan ido perdiendo el interés y otros puede que se estén replanteando los objetivos de su blog en el futuro. En este sentido, tanto Excentrya como Relatos en isla tintero parece que derivan hacia contenidos menos relacionados con los consejos de escritura.
Da la impresión de que la página web y la visibilidad han dejado de ser la prioridad absoluta, y eso me parece bien. Quizá es una resistencia al modelo de escritor-orquesta, o quizá es consecuencia de comprobar que los resultados difícilmente están a la altura del esfuerzo (este artículo de Isaac Belmar al respecto es demoledor, aunque echadle también un vistazo a la respuesta de Ana González Duque). Sea como sea, lo que se percibe desde fuera es una cierta parálisis.
Los blogs siempre me han parecido importantes en el sentido de que fomentan la cohesión de grupo, por eso de que el trabajo del escritor es solitario y entre varios por lo menos nos hacemos compañía. Y bueno, qué carajo, también me entristece porque me gusta leeros.
En una nota algo más positiva… ¿Os habéis percatado de que todo ese rollo de las listas de consejos literarios por fin ha pasado de moda? ¡Yay!
El futuro de esta web
A pesar de todo, yo no pretendo cambiar gran cosa. Si sigo con el blog desde hace casi tres años es porque me resulta divertido y porque lo considero otra faceta del ocio/oficio del escritor. Si os dais cuenta, jamás he hablado aquí de SEO, visitas, Google o cómo promocionarse.
Aunque es lógico que se suela meter esta web en las listas de blogs sobre consejos de escritura, en realidad lo único que estoy haciendo es compartir mi pasión por la literatura y el arte de escribir. No hay ninguna intención didáctica detrás ni pretendo monetizar el blog a través de cursos o libros sobre escritura en el futuro. Simplemente me gusta escribir y me gusta hablar de las cosas que me gustan.
La única diferencia es que voy a dar algo más de prioridad a la faceta de autor y por eso quizá intente publicar también algún contenido relacionado con el concepto original del término «blog» en su faceta de diario personal y digital. Así fue como empecé originalmente y ahora me apetece volver a eso de tanto en tanto.
Publicaciones
2016 ha sido más discreto que el anterior en cuanto a publicaciones se refiere. A principios de año apareció «Olvidarás mi nombre» en la antología Máscaras de la editorial Saco de Huesos, un pequeño cuento de hadas oscuro al que tengo mucho aprecio. Poco después llegaba la publicación de «Polvo» en el número 3 de la revista SuperSonic. Ambos fueron relatos que escribí y envié el año pasado.
No recuerdo exactamente cuándo escribí «Rojo escarlata», pero fue mucho antes, quizá incluso en 2014. Fue alucinante quedar seleccionado en el Cosecha Eñe entre tantísimos finalistas, y más aún con una historia tan personal y tan cercana a mis experiencias.
Casi con el fin de año he publicado «El hambre» con la editorial Palabaristas, el homenaje póstumo a David Bowie, un relato narrado en fragmentos. Un experimento literario con el que disfruté mucho.
Cuatro relatos, sí, pero también un montón de trabajo en la trastienda. Lo que me lleva directamente al siguiente punto.
Escritura
Para el que le interese el humo literario, todo eso que aún no es producto y que quizá no lo sea nunca: entre finales de 2015 y este 2016 he terminado dos manuscritos de novelas. Uno ya va por la tercera revisión y mi idea es darle dos o tres vueltas más y empezar a moverlo por editoriales a partir de septiembre de 2017 si la vida no se mete por medio. El otro ha sido el producto del NaNoWriMo de este año y es una bestia tentacular que de momento he decidido encerrar en el sótano. Quizá algún día me atreva a bajar por allí a saludar a la criatura.
Junto a estos dos manuscritos hay un puñado de relatos que se han ido quedando en la recámara, dos guiones de cómic en inglés, textos y fragmentos varios, una decena de poemas, y muchos intentos fallidos. De momento, podéis encontrar todo eso en la biblioteca de los sueños de Sandman y quién sabe si en el futuro también en alguna librería de mala fama y poca monta.
Desastres, desánimos, pesares
Aunque no todo ha sido bueno, me niego a publicar una entrada deprimente o catastrofista. Es cierto que por cada proyecto que sale adelante hay dos que se extinguen sin llegar a buen puerto, pero que dejan detrás un montón de horas invertidas y que han costado muchísimo esfuerzo.
Aquí, como suele ser habitual, ha habido un poco de todo: antologías que se quedan a mitad de camino, editores que nunca responden, compromisos cerrados con gente que se esfuma sin dejar rastro… En fin, como digo, horas y horas de trabajo que en el mejor de los casos tienen una utilidad dudosa. Es como funciona el mundo literario (el mundo en general, más bien) y no hay que darle más vueltas. Muchas veces nadie tiene la culpa, o los culpables somos todos. Un poco, al menos.
Proyectos para 2017
No soy de esas personas que disfrutan jugando con eso que llaman hype. Tampoco me gusta hablar de asuntos que no se encuentren en un estado de gestación avanzado porque cualquiera que trabaje en esto sabe que las prioridades cambian y que las cosas se caen y suelen acabar más mal que bien.
Lo que viene a continuación, sin embargo, es un torrente de información sobre un montón de cosas que van a ir apareciendo a lo largo del próximo año, proyectos de los que hablo aquí por primera vez. De forma parcial, me temo, pero porque de momento no queda más remedio.
En cine: Antes de marzo se estrenarán dos cortometrajes en los que he participado como guionista.
El primero se rodó en Madrid hace dos semanas. Me consta que hay disparos, pirotecnia, grúas y soldados. De momento, un par de fotos para abrir boca.
El segundo corto está aún en la primera fase de desarrollo y poco más puedo decir sobre el tema.
En novela: Para mediados de año puedo ir anunciando ya la publicación de una novela Middle Grade para el mercado anglosajón. El plan inicial es que el libro pase por las manos de la correctora editorial a mediados de febrero.
Falta la maquetación, las tipografías, el diseño de la colección, el booktrailer… Los dos ilustradores con los que trabajo llevan meses dándole forma a los personajes y yo llevo un año devanándome los sesos para contar esta historia con ínfulas de convertirse en un proyecto transmedia si el éxito y el aguante de los implicados lo permiten. Hay planes hasta para 2018.
En relato: Todavía está pendiente la publicación del relato «La chica de la azotea» en el número 9 de la Revista Sable (quizá la revista de género más antigua que queda en España), y un prólogo que escribí como parte de mi filiación con Nocte y que aparecerá en el número sobre casas encantadas de las antologías de la editorial Saco de Huesos.
En el mundo académico: A partir de febrero me voy a encargar de un taller en la facultad de Medios Digitales de la universidad sobre proyectos de storytelling multiplataforma. Mi idea es pedir a los alumnos que escojan un cuento, un mito o una leyenda popular y, a lo largo de tres sesiones, lo adapten al formato de un videojuego utilizando el motor de desarrollo de Unreal. En estos momentos estoy todavía liado con la planificación de los talleres.
Como veis, el 2017 se plantea bastante interesante. Mientras llega, os deseo a todos un feliz fin de año allí donde estéis. Un abrazo muy fuerte. Nos leemos el año que viene.
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Guau, ¡enhorabuena por todo lo que estás consiguiendo! Lo del corto parece espectacular, ¡estaré atento! A ver si yo me pongo las pilas también… Tengo intención de publicar un relato corto para primavera, por mi cuenta, pero aparte de eso tengo poco movimiento por la universidad…
¡Que tengas un feliz y próspero año!
¡Gracias mil, Guillermo! Qué alegría verte por aquí. ¡Mucho ánimo y felices fiestas a ti también!
¡Epa! Pasé por aquí de casualidad y me encontré con material muy interesante. Voy a estar leyéndote, Victor. ¡Felicitaciones por el blog y feliz 2017!
¡Muchas gracias, Durgan! ¡Feliz año!
Enhorabuena por todo lo conseguido, Víctor, desde luego tu 2016 ha sido más aprovechado que el mío. Muchas gracias atrasadas por la mención y coincido en tu análisis: cuando uno lleva un tiempo en esto, va teniendo cada vez más claras las prioridades y al final hay que elegir entre ser escritor o ser bloguero. Por supuesto, eso no significa que no puedas hacer las dos cosas, sino que debes tener muy claro el límite entre una y otra. En mi caso, volveré a la blogosfera con fuerzas renovadas en unos días, pero siempre teniendo muy claras cuáles son mis prioridades. ¡Un saludo y feliz año!
Muchas gracias, Miguel Ángel. Hay que ir poco a poco y no desanimarse. Este año no he publicado demasiado pero he producido mucho, así que a lo mejor en el 2017 se invierte la tendencia. El blog supone una carga de trabajo importante; como bien dices, es una cuestión de prioridades.
En cualquier caso, publiques mucho o poco, ya sabes que a mí me tendrás siempre por tu blog como seguidor fiel que soy. ¡Un abrazo!