En este artículo voy a ofrecerte algunas reglas para estructurar una novela. Existen muchos métodos distintos orientados a este fin, pero como introducción vamos a usar el sistema más conocido y empleado hoy día. Se llama “el viaje del héroe”, y tiene su origen en un libro llamado El héroe de las mil caras, publicado por Joseph Campbell en 1949.
Ugh. Reglas.
Ya lo sé. De hecho, el mismísimo Neil Gaiman coincide contigo:
“Creo que leí la mitad de El héroe de las mil caras y recuerdo que pensé: Si esto es verdad, no quiero saberlo. En serio, prefiero no saberlo. Prefiero hacerlo porque me parece auténtico, y porque de forma accidental he acabado creando algo que encaja en ese patrón y no porque me hayan dicho qué patrón debo seguir”.[1]
Estoy de acuerdo con Neil, creo que tiene razón. Así que si eres Neil Gaiman y tienes su intuición a la hora de contar historias, no hace falta que sigas leyendo. Pero para los demás mortales, tener algunas nociones sobre estructuración de historias es importante. Para poder saltarse las reglas, uno debe conocerlas. Si quieres saber por qué no funciona tu historia, antes debes saber por qué funcionan todas esas historiasque te llevaron a querer dedicarte a esto. Y además hay que tener cuidado. La escritura es inspiración, sí, pero también es revisión, crítica y pensamiento sistemático.
Y si aún necesitas un último empujón para darle una oportunidad a todo esto, me gustaría que supieras que muchas de las historias de Neil Gaiman siguen la estructura del viaje del héroe. Aunque él no quiera saber nada del tema y, de hecho, ni siquiera lo necesite.
El monomito y el viaje del escritor
Desde su publicación en 1993, El viaje del escritor, de Christopher Vogler, se ha convertido en un manual de uso corriente en Hollywood. Vogler tomó como base El héroe de las mil caras, que discutía la hipótesis del monomito, o sea, la existencia de una estructura común detrás de la gran mayoría de las narraciones mitológicas de culturas muy diversas. Cogió la hipótesis de Campbell y la convirtió en un modelo de estructura para que escritores y guionistas pudieran enriquecer sus historias. Eso sí, el objetivo de su modelo es ofrecer una guía, un punto de apoyo o una hoja de ruta: jamás fomentar los clichés, la reiteración o la mediocridad.
Las fórmulas mágicas no existen. En este sentido hay multitud de películas, tales como Titanic, El Rey León, Pulp Fiction o la Guerra de las Galaxias, que constituyen ejemplos notorios de cómo el monomito de Joseph Campbell ha sido aplicado con éxito en la elaboración de historias; y por otro lado, existen millones de ejemplos de productos que han abusado del monomito y han caído en la burda repetición de fórmulas comerciales.
Las fases del viaje del héroe
A continuación, vamos a describir muy por encima las doce fases que forman parte del modelo de Vogler. Para ello, he usado como referencia El Hobbit, de J. R. R. Tolkien, por varios motivos:
1. Es un ejemplo distinto a cualquiera de los que ofrece Vogler en su libro (La Guerra de las Galaxias, Oficial y Caballero, El Mago de Oz, etc.)
2. Es un libro, no una película. Aunque esta estructura haya sido adoptada por Hollywood, el viaje del héroe forma parte del acervo cultural de la sociedad occidental y, por tanto, su uso en multitud de obras literarias no solo es válido, también es lógico.
3. Precisamente porque Tolkien era un experto en mitología, El Hobbit se adapta a la perfección a la estructura del monomito.
4. Todos conocemos El Hobbit. Si no lo has leído, no pasa nada: probablemente habrás visto la horrible adaptación cinematográfica.
A pesar de haber elegido el Hobbit como ejemplo, y de que el vocabulario que se usa tiene connotaciones mitológicas (héroe, elixir, tesoro, mentor, caverna, etc.) hay que tener en cuenta que la estructura propuesta por Vogler puede aplicarse a cualquier género. En una novela romántica, la “llamada de la aventura” será la aparición de esa persona de la que se enamora el protagonista (héroe o heroína), y “la odisea (el calvario)” puede ser el momento en el que el objeto de su deseo parece hallarse completamente fuera de su alcance.
PRIMER ACTO
#1 El mundo ordinario
En esta primera fase se muestra al protagonista en su mundo cotidiano. Antes de lanzarlo a la aventura, el lector debe conocer el estado anterior de “comodidad” del personaje (lo de la comodidad es relativo, la situación inicial puede ser de insatisfacción, puede ser caótica, etc.), para generar de este modo un contraste cuando deba enfrentarse con “el mundo exterior” (de nuevo, entendiendo lo del mundo exterior de una forma relativa). Un ejemplo muy literal es el del personaje de Bilbo Bolsón en El Hobbit, al que inicialmente Tolkien presenta viviendo de forma ordinaria y sin sobresaltos en Bolsón Cerrado.
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Bilbo Bolsón al principio de la historia. Tolkien. Fuente. |
#2 La llamada de la aventura
En este momento, surge algún tipo de conflicto que obligará al protagonista a abandonar el mundo ordinario, al que ya no podrá regresar. La llamada a la aventura puede adoptar muchas formas: Puede ser una rubia entrando en el despacho de un detective privado para pedirle que investigue un caso de infidelidad, o la llegada de una lechuza con una carta de Hogwarts, o un asesinato. O, de nuevo de forma muy literal, Gandalf llamando a la puerta de la casa de Bilbo en El hobbit. Vogler insiste en que la llamada a la aventura plantea una pregunta del tipo ¿podrá vencer el héroe? O bien ¿podrá volver a casa?
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Gandalf se acerca a Bilbo y le ofrece participar en una aventura. Maurice Sendak. Fuente. |
#3 El rechazo de la llamada
El héroe se muestra reticente, y en un primer momento rechaza la llamada de la aventura. Es normal, el héroe tiene miedo al cambio y a lo desconocido. En el caso de El Hobbit, Bilbo no acepta la oferta del mago: dice vivir rodeado de comodidades y no necesitar nada más. Es necesario otro impulso, una afrenta mayor o la presencia de un mentor para que el héroe se decida finalmente. Bilbo se niega una y otra vez, pero la visita continua de sucesivos miembros de la expedición hace la situación insostenible.
#4 El encuentro con el mentor
El héroe encuentra un mentor que le ofrece información y lo entrena para que acepte el desafío. El mentor es una figura de carácter merlínico que forja un lazo de maestro y pupilo con el héroe. Gandalf es, por supuesto, el mentor de Bilbo, y aquel que lo sabe todo o casi todo sobre el desafío al que van a enfrentarse. El mentor ni siquiera tiene por qué ser humano: puede ser un libro, otro objeto, o incluso un concepto.
#5 La travesía del primer umbral
El héroe abandona el mundo ordinario para entrar en el mundo especial o mágico. Al final, Bilbo toma la decisión de responder a la llamada de la aventura por sí mismo. Y por eso él es el héroe de El Hobbit, y no Thorin Escudo de Roble. En este momento es cuando empieza realmente la trama de la novela.
SEGUNDO ACTO
#6 Las pruebas, los aliados, los enemigos
Es momento ahora de que el héroe aprenda las reglas de este nuevo mundo. Bilbo se enfrentará a una sucesión de pruebas en las que irá ganando aliados y haciendo enemigos, hasta lograr asimilar las normas del mundo especial. Como consecuencia, el héroe empezará a evolucionar y se podrá ver cómo tanto él como sus compañeros reaccionan bajo presión, lo que al escritor le sirve para revelar rasgos interesantes de su personalidad. Vogler nos dice que las tabernas, por ejemplo, son lugares muy habituales para este tipo de intercambios. En El Hobbit, Bilbo va ganando la confianza de sus compañeros enanos, sobreponiéndose al miedo y usando su ingenio como “ladrón” para ir superando las pruebas del viaje, como el encuentro con los trolls, las arañas del Bosque Negro, etc.
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Bilbo debe superar diversas pruebas, como su encuentro con los trolls. Fuente. |
#6 La aproximación a la caverna más profunda
Tras esta fase llega un desafío mayor. El héroe penetra en la guarida de su mayor enemigo, o allí donde se encuentra el objeto de su búsqueda (muchas veces es un lugar subterráneo, y de ahí el nombre que recibe esta fase del viaje). Es el Hades en el mito órfico, o la Estrella de la Muerte en La Guerra de las Galaxias. En el caso del Hobbit, por supuesto, es la guarida de Smaug en el interior de la Montaña Solitaria. Como veis, un lugar al que Bilbo debe entrar solo (pues es el héroe el que tiene que hacer frente al desafío más grande de la aventura).
#8 La odisea (el calvario)
Es la mayor crisis de la aventura, un asunto de vida o muerte. Bilbo se “enfrenta” a Smaug y, debido a ello, su personaje sufre su evolución más importante hasta el momento. Como consecuencia de esta fase, Bilbo termina su proceso de maduración. En este caso, al enfrentarse con lo que más teme vence su miedo y se convierte, ya sí, en un aventurero. Este momento crítico es crucial en todas las historias.
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Bilbo se enfrenta al dragón Smaug. Es la prueba definitiva para el personaje. Fuente. |
#9 La recompensa
El héroe se ha enfrentado a la muerte, se sobrepone a su miedo y ahora obtiene una recompensa. En el caso de Bilbo, la recompensa es básicamente interior, y se representa en forma de evolución personal.
TERCER ACTO
#10 El camino de regreso
El viaje del héroe no termina aquí, pues debe volver al mundo ordinario y enfrentarse a las consecuencias de sus actos. El héroe se hace consciente de que debe abandonar el mundo especial y volver al lugar de partida (eso sí, llevándose todos los conocimientos, experiencia y cambio, que le ha aportado su aventura).
#11 La resurrección
En este momento se produce otra prueba donde el héroe se enfrenta a la muerte y debe usar todo lo aprendido hasta ahora. En El Hobbit, esta fase está enmarcada en la batalla de los cinco ejércitos. El héroe parece morir y renace otra vez como una persona nueva. Cambio, cambio y cambio, que es el elemento clave de cualquier historia.
#12 El retorno del elixir
El héroe regresa a casa con el elixir y lo usa para ayudar a todos en el mundo ordinario. El “elixir” puede ser un objeto, tesoro o aprendizaje, o una combinación de todo lo anterior. Bilbo retorna a Bolsón Cerrado convertido en un aventurero, con un tesoro nada despreciable y, además, con el anillo único. De nuevo cabe preguntarse ¿por qué es Bilbo el protagonista de El Hobbit, y no Thorin, o Gandalf, o cualquier otro de los personajes del libro? Pues precisamente porque Bilbo es el que sufre un cambio más significativo a lo largo de la historia (si quieres saber más, consulta mi post sobre cómo elegir el punto de vista de una novela).
Conclusiones
Tanto si consideras que el monomito es el mejor invento desde la Cocacola, como si piensas que constituye una máquina de fabricar argumentos de películas en serie, yo creo que es bueno conocerlo. Es bien sabido que la estructura que plantea Vogler funciona en muchas ocasiones. También es lo bastante abierta como para que pueda ser usada en la gran mayoría de historias: casi todas las novelas podrían ser reestructuradas siguiendo el modelo del viaje del héroe.
A la hora de plantear la estructura de una historia (o de revisar el primer borrador, si eres un escritor de brújula), creo que el autor haría bien en detenerse un par de minutos a decidir si al menos parte del modelo de Vogler puede ser usado en su beneficio.
¿Y vosotros qué opináis? ¿Creéis que este sistema “mata” la originalidad? ¿Pensáis que la estructura surge de forma natural cuando te pones a escribir o, en cambio, que debe planificarse de una forma lógica que permita sacar el máximo partido a la historia que quieres contar?
[1] http://www.wildriverreview.com/interview/myth-magic-and-the-mind-of-neil-gaimon/ogline-tim (traducción propia).
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Hola Víctor.
Yo, que ya llevo unas cuantas novelas a mis espaldas (y las que te rondaré Morena), puedo decirte que jamás de los jamases (jejeje), he sabido de antemano dónde me va a llevar la historia que estoy escribiendo. Simplemente tengo una idea global sobre lo que quiero escribir, sitúo la historia en un determinado tiempo y lugar, y ¡hala!, a llenarla de personajes y situaciones.
No sé si es la mejor manera de hacerlo. Tampoco estoy seguro de que sea la peor. Sólo sé que es la que yo utilizo, y con la que más a gusto me siento. Y con eso me quedo. Además, ¿no crees que es más divertido empezar a escribir sin saber adónde te llevará la historia?
Un placer saludarte de nuevo, Víctor. Un abrazo.
¡Hola Victor!
Excelente artículo. Hace tiempo que ando detrás de El héroe de las mil caras, y siempre me salen "otras cosas". En esto yo opino como tú, no se le pueden poner puertas al campo.
Creo que fue Forster el que dijo: "Sólo hay dos tipos de tramas; alguien que emprende un viaje o un extraño que llega a un lugar". Puede que la mayoría de tramas se basen en esa premisa, pero también existen muchas otras que no tienen nada que ver.
Los héroes tienen más de mil caras, y hasta que no estás frente a ellos no tienes forma de saber quién es.
¡Un abrazo!
Hola Pedro.
Yo soy igual. También tengo unas cuantas novelas en el cajón y siempre las he escrito partiendo de una idea y dejándome llevar. Ahora quiero probar con otro sistema, para ver cuál es el que me resulta más efectivo (aprovecho para avisar: no he terminado de hablar de estructuras de novela en el blog… ni mucho menos).
Estoy probando la estructura antes de empezar el borrador, y estoy disfrutando mucho del proceso, pero tengo miedo por lo que dices tú: quizá es más divertido escribir sin saber dónde te lleva la historia. Igual termino el armazón de la novela y ya se me han quitado las ganas de escribirla, así que a ver qué pasa. En cualquier caso, lo contaré por aquí.
Hola Jaume. Es un placer verte por aquí.
Creo que tienes razón, y que este tipo de estructura no funciona con todas las historias, o al menos no es el que mejor funciona. Vogler también da ejemplos muy curiosos de variaciones regionales: por ejemplo, la figura del héroe está bastante denostada en Alemania, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. En Australia decidieron diferenciarse de otros países de mayoría anglosajona e introdujeron elementos narrativos propios de las culturas aborígenes. Y al hacer Aladdin tuvieron que modificar mucho al protagonista del relato de Las Mil y una Noches original, para que el público occidental pudiera identificarse con él.
Como bien dices, “Los héroes tienen más de mil caras, y hasta que no estás frente a ellos no tienes forma de saber quién es”. El escritor es el que mejor sabe qué tratamiento se adecúa al tipo de historia que quiere contar.
¡Un abrazo!
Personalmente pienso que el monomito es algo intrínseco de la naturaleza humana, podrías definir varios comportamientos humanos con el, por lo que aunque no usándolo conscientemente, inconscientemente todo el mundo acaba usándolo a algún grado, sin darse cuenta.
Al final si lo simplificamos es la gran historia de la cosa que mas miedo y mas atrae al ser humano, lo desconocido, salir de su área de confort, es una visión idealizada de lo que podría pasarte al hacerlo.
Wow… genial el post. ¡¡¡
¡Muchas gracias, Carlo!
Wow¡¡¡ Ya empecé a escribir mi NOVELA, aplicando tu post mágico y eficiente. El VIAJE DEL HÉROE… Kriñitos desde Venezuela.
Muy buena síntesis. Si bien coincido con no atenerse a las estructuras, es bueno conocerlas y a veces ver que nuestros relatos se solapan con ellas. En el inconsciente colectivo esa estructura funciona.
Buenas.Descubrí este asunto del viaje del héroe hace poco y me ha follado la mente.
Buscando más información he topado con este blog.
Sí que creo que no es bueno ceñirse a ninguna regla de forma radical, pero tambien opino lo mismo que tú dices al principio: hay que conocer las reglas para saber romperlas.
No obstante, como guía para estructurar conceptos, personajes y la propia historia en sí, me parece bastante util.
Tengo un par de novelas en proceso, teoricamente casi acabadas, pero les falla algo. Esto me ha ayudado a ordenar mejor los conceptos y evoluciones de los personajes, especialmente para mí mismo, organizarme y tener las cosas claras.
Como tambien pienso que hay que aprender a andar antes que a correr, y me considero aprendiz en la escritura, no le veo problema a, inicialmente, ayudarme de cuantas herramientas pueda. Cuando tenga más experiencia ya tendré tiempo de inventarme mis propios procesos y experimenta.
No obstamte, si tan cierto es que este sistema están constante en muchas historias, es facil que otros autores/as lo hayan usado sin darse cuenta a poco que hayan aprendido de otros y analizado sus historias (inclyendo a Gaiman).
Sí, esa es la cuestión, que hay muchos autores que lo aplican de forma intuitiva. A base de leer libros, uno va aprendiendo cómo estructurar una novela. Gaiman no quiere perder la “magia” del proceso, y lo veo comprensible, pero también me parece interesante comprender de forma racional cómo están dispuestos los mimbres de los que se componen las historias. ¡Muchas gracias por tu comentario!