Hay un millón de artículos en Internet que tratan sobre cómo escribir una novela. Lo cierto es que no solo se trata de un título poco inspirado, sino que además es una pregunta un tanto inútil, pues parte de premisas equivocadas.
La verdadera pregunta no es cómo escribir una novela, sino cómo escribir la tuya; esa que tienes en la cabeza.
En las entrevistas, muchos escritores profesionales comentan que, al empezar un nuevo proyecto, se sienten como si tuvieran que volver a aprender a escribir. Hay algo de cierto en esto. Si bien las habilidades van mejorando con la práctica, como con cualquier otra disciplina, todas las novelas son distintas. Requieren un proceso diferente y desarrollar otras estrategias para resolver los nuevos problemas que nos vamos a encontrar.
Precisamente por eso, la respuesta a la pregunta de cómo escribir una novela solo puedes encontrarla tú.
En este enorme artículo (megapost, los llaman) he decidido poner orden y recopilar siete años de entradas de blog en las que he tratado temas prácticos relacionados con la escritura de novelas. Están ordenadas por fases, de forma orgánica e integradas dentro de un discurso, para que no sean simplemente una lista de enlaces.
A lo largo del tiempo he hablado de casi todo. Sin embargo, mucha de esa información acaba perdida bajo una tonelada de artículos nuevos que ni siquiera son referenciados por los motores de búsqueda. Quizá todos estos artículos no aclaren cómo escribir una novela pero puede que te ayuden a descubrir por ti mismo cómo enfocar el proceso.
Puedes leer el texto completo sin entrar en los enlaces, saltar a las secciones que consideres más interesantes o ir por orden, abriendo cada enlace y leyendo el artículo correspondiente. Son muchos años y muchos artículos, y es posible que algunas cosas contradigan otras. Forma parte del proceso de cambio que todos experimentamos con el tiempo.
También quiero dejar claro que son artículos escritos desde la humildad: no creo que mi forma de abordar el proceso sea la única o la mejor. En parte son cosas que escribí para explicarme a mí mismo. Después de todo, dicen que si quieres aprender bien algo, lo mejor que puedes hacer es explicárselo a otra persona.
A veces nos olvidamos del día en que empezamos a tomarnos esto en serio, cuando no sabíamos nada y tropezábamos con todas las piedras del camino. Espero que algo de lo que encuentres aquí pueda ayudarte, ya sea para responder la pregunta de cómo escribir una novela o para cualquier otra cosa. Lo que sigue es una cantidad ingente de técnicas, ideas, consejos y sugerencias. El consejo más valioso de todos, sin embargo, es este.
Sea como sea, si alguno de ellas te resulta útil, como me ocurrió a mí, y te hace el proceso más fácil, entonces habré cumplido mi objetivo.
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La idea
¿Cómo escribir una novela? Todas las historias comienzan con una idea. Eso sí, para escribir una obra completa necesitarás mucho más: docenas de ideas, grandes y pequeñas. Esta es la clave del asunto, y por ese motivo yo soy un firme defensor de que las ideas hay que acumularlas (otros escritores no lo hacen y también escriben libros; cada cual funciona de una manera).
En cualquier caso, si eres como yo, es importante que tengas un lugar donde almacenar todos esos pensamientos que se nos presentan en cualquier parte y situación, y que pueden constituir la semilla de una historia, o un elemento de la misma. En este sentido, me gusta mucho poner como ejemplo los cuadernos de escritura que utiliza Guillermo del Toro. Son un soporte caótico para almacenar información, pero es parte de su encanto. Las ideas se mezclan entre sí, se repiten y se retroalimentan las unas a las otras.
Si a pesar de todo sientes que te faltan las ideas, puedes probar con estos ocho juegos para fomentar la creatividad.
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Planificación
Supongo que estás familiarizado con las expresiones «escritor de brújula» y «escritor de mapa» (o, como los denominó G. R. R. Martin, jardineros y arquitectos). Mientras que los escritores de brújula se lanzan a escribir en cuanto han dado con una buena idea, los de mapa prefieren planificar para no perderse en el camino. Hay que dejar claro de nuevo que hay formas intermedias y que cada proyecto puede requerir un enfoque diferente. La pregunta de cómo escribir una novela no tiene una sola respuesta. Por tanto, si no sabes qué tipo de escritor eres, prueba ambos sistemas y quédate con el que te resulte más cómodo.
Si eres de brújula, debes tener en cuenta que, cuando redactas la primera versión de una historia, es muy fácil perderse por el camino y acabar con un resultado muy distinto del que esperabas (lo cual puede ser bueno o malo). Por eso aquí tienes un artículo en el que hablo del primer borrador y la teoría del caos.
En cambio, si eres de mapa, una de las partes más importantes de tu planificación será la escaleta. Esta supone un paso intermedio entre lo que sería la sinopsis (un resumen general de la idea que tenemos para nuestro proyecto) y la obra terminada.
Otra parte importante del proceso previo a la escritura es la documentación, cuestión que abordé a través del ejemplo del loro de Flaubert. Si bien Internet es una herramienta maravillosa para las labores de documentación, en contra de lo que suele pensarse, no tiene todas las respuestas. Esta es una gradación cualitativa de la información que incluyo en ese artículo en función de la distancia a la experiencia en sí:
- Información basada en la propia experiencia.
- Testimonios de primera mano.
- Testimonios de segunda mano, recopilaciones.
- Obras especializadas.
- Obras de carácter generalista.
- La Wikipedia.
Como supongo que ya habrás deducido, cuanto más cerca del primer punto, mejor.
En las novelas de fantasía, ciencia ficción, distopías y demás, entra en juego el concepto de worldbuilding, o creación del mundo en el que se ambientará la historia. Para introducirnos en estos menesteres, qué mejor caso de estudio que el del propio J. R. R. Tolkien, creador de la Tierra Media, a la que dedicó buena parte de su vida.
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El soporte
La mayoría de escritores utilizan Microsoft Word, pero existen otros procesadores de texto y muchas alternativas para los curiosos.
El programa estrella para escritores se llama Scrivener, y el tío que más sabe sobre él se llama David Olier. Con Scrivener puedes organizar los capítulos, crear fichas de personaje, localizaciones, árboles genealógicos, llevar el control de las diferentes versiones del manuscrito y un montón de cosas más. También hay varias opciones gratuitas, como iWriter (aquí te dejo un tutorial de la versión 5 del programa, si bien en el momento de escribir estas líneas la versión más reciente es la 6).
Si todo esto te resulta engorroso e innecesario (como me ocurre a mí) hay opciones más sencillas. Por ejemplo, para evitar las distracciones tienes FocusWriter. Es un programa sencillísimo que solo hace una cosa bien: permitirte escribir sin tener que pensar en nada más.
También, por supuesto, está la escritura a mano. Descubrirás que no se trabaja de la misma manera que en un ordenador, pues conlleva un proceso mental diferente: como no puedes borrar o mover fragmentos de texto con tanta facilidad, te obliga a pensar mucho más en lo que vas a poner por escrito.
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Estructura
He hablado tanto de estructuras en esta web que creo que queda muy poco por decir. La mayor parte de las propuestas de estructura vienen del campo del guion cinematográfico, y por eso hay que tener bastante cuidado a la hora de seguirlas a rajatabla. Por lo demás, la mayoría son variaciones de un mismo modelo (con la excepción de la arquitrama y la minitrama propuestas por McKee).
- El viaje del héroe es el modelo más clásico. Aplicado a la cinematografía, se basa en la premisa de que muchas de las historias de diferentes culturas a lo largo del mundo comparten una serie de elementos comunes.
- El método Save the cat! resulta muy útil para planificar la urdimbre de un guion cinematográfico. Como ventaja, es muy sencillo y menos abstracto que el viaje del héroe. Como inconveniente, también es más rígido.
- El círculo de Dan Harmon supone una simplificación de los dos métodos anteriores para crear una estructura. En mi opinión, resulta más útil para analizar personajes o eventos concretos de una novela más que como modelo para la macroestructura.
- El paradigma estructural que propuso Syd Field ahonda en conceptos como los puntos de giro, el incidente catalizador, el punto medio o el clímax. Supone un buen complemento a cualquiera de los métodos de arriba.
- Por último, y como mencionaba al principio, las minitramas y las antitramas definidas por McKee representan alternativas que tratan de recoger la inmensa variedad de historias que existen en la realidad; las múltiples posibilidades y alteraciones de la fórmula básica.
Personajes
A la hora de crear personajes también existen diferentes opiniones. Por ejemplo, hay quien planifica el papel que van a cumplir y quien les deja libertad para modificar la historia a su antojo. En mi caso, los personajes surgen como una necesidad de la historia y se van desarrollando a lo largo de la redacción del primer borrador (y terminan de perfilarse en el segundo o el tercero). Sin embargo, hay quien prefiere planificar mucho más este aspecto a la hora de escribir una novela. Una forma curiosa de crear personajes es utilizar el método del eneagrama. Este define nueve eneatipos que corresponderían a tipos básicos de personalidad. La idea es escoger uno de los eneatipos como principal y buscar en el diagrama los dos secundarios o complementarios para acabar de definir la personalidad del personaje.
Otra curiosidad que quizá puede servirte es el concepto de somatotipo, ya sea para utilizarlo en tu beneficio o para invertir el cliché. Si te gustan los antihéroes, aquí tienes una entrada en dos partes donde se trata en profundidad este arquetipo. Por último, si escribes terror, aquí tienes un análisis de los antagonistas más habituales.
Una vez te has formado una idea clara de los personajes, puedes ampliar la información mediante hojas de personaje.
También es importante aprender a describirlos, un apartado de su construcción en el que Dickens era un maestro. Otra cuestión que merece la pena tratar son sus arcos narrativos. Aunque no tengo un artículo específico sobre el tema (algún día, algún día), sí he hablado de la regla de tres, una forma de expresar el cambio en un personaje a través de la repetición de escenas similares que acaban produciendo una reacción distinta.
Para una visión algo más amplia sobre cómo aprovechar el número de elementos en la escritura para conseguir determinados efectos (no necesariamente relacionados con los personajes), también tienes este artículo.
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Capítulos de prueba
Llegado este punto, y antes de escribir la novela completa, creo que resulta recomendable realizar un par de capítulos de prueba, no necesariamente del principio, para encontrar el tono y la voz de la historia antes de lanzarse a teclear cien mil palabras.
Aun así, si eres de los que siempre empiezan por la primera página, recuerda que los íncipit (las primeras frases de un texto) sirven como carta de presentación del autor y su obra, y hay que elegirlos con mucho cuidado. Aquí doy un repaso a unos cuantos íncipit famosos de la literatura universal (y otros de obras menos conocidas). Por otra parte, nunca está de más resaltar que el principio de una novela supone establecer el tono del libro y ofrecer una serie de promesas al lector que deben ser satisfechas a lo largo de la obra.
Otra decisión importante que deberías meditar con cuidado es el punto de vista desde el que contarás la historia. En este artículo te doy algunos consejos sobre cómo elegirlo, y en base a qué criterios. Si optas por la primera persona, también tienes esta entrada donde se repasan cinco problemas que puede plantear este tipo de narrador.
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Escritura del primer manuscrito
Llegamos al meollo del asunto. Después de todos estos pasos previos, ¿cómo escribir una novela de forma efectiva? Hay muchas formas de contar la misma historia y cada autor debe encontrar la suya.
Por un lado, es importante ser consciente del medio en el que se está trabajando para así aprovechar sus fortalezas. La narrativa tiene una lógica interna que hay que aprender. También es importante comprender que en la mayoría de las novelas la relación entre causa y efecto es mucho más fuerte que en la vida real.
Para mí, huir de lo genérico y buscar lo específico en la escritura fue toda una revelación. De todos los consejos y manuales literarios que he leído a lo largo de los años, esas dos páginas del libro de Roy Peter Clark me abrieron los ojos y cambiaron radicalmente mi forma de trabajar. Si uno lo piensa detenidamente, se parece un poco al método que utilizan los autores que practican la escritura peligrosa, cuyos mayores exponentes son Chuck Palahniuk y Tom Spanbauer.
Relacionado con todo esto de lo específico, también tengo dos entradas que llaman la atención sobre la importancia de las pequeñas cosas. En la primera, te hablo de las ventajas de tener limitaciones en la escritura. En la segunda, de cómo las historias pequeñas sirven a menudo para enfatizar el tema literario y no deberías desdeñarlas. Los seres humanos somos pequeños e insignificantes, después de todo, y eso nos lleva a identificarnos con cosas pequeñas e insignificantes.
Clark tiene otros muchos consejos interesantes, de los cuales recopilé cinco en esta entrada. Uno de ellos, por ejemplo, consiste en alterar la longitud de los párrafos en función de las necesidades de la historia y el impacto dramático. En este mismo sentido, también escribí una entrada sobre lo que se ha venido a llamar staccato (frases muy cortas separadas por puntos) y cómo utilizarlas de forma apropiada y sin abusar.
También tengo artículos bastante curiosos, como este en el que utilizo el símil de la pintura para crear escenas y estados de ánimo a partir de colores. Por otra parte, el concepto de cerrado en narrativa puede ayudarte a centrar el foco de la narración y a jugar con esos saltos de línea que implican un cambio en el tiempo o el lugar en el que se desarrolla la acción. En otro artículo utilicé algo llamado «el efecto Kuleshov» para explicar el famosísimo axioma: «show, don’t tell».
Aprender a centrarse en lo importante y evitar el ruido es necesario, aunque difícil. Y si el ruido es literal (obras en tu calle, vecinos con la música a todo trapo o bebés llorones en la casa de al lado), también puedes consultar este artículo sobre cómo protegerte del ruido en un sentido literal, utilizando ear defenders, «canceladores de ruido» u otros sistemas.
También he escrito a lo largo de los años una serie de reflexiones que me parecen muy interesantes sobre la idoneidad de ciertos elementos en una novela. Por ejemplo, si tiene sentido incluir expresiones malsonantes en una novela (y cuál es el límite); o si el hecho de añadir un montón de referencias culturales no va a convertir tu obra en un producto desfasado en el plazo de unos cuantos meses. También se podría plantear el asunto desde el punto de vista opuesto: ¿tiene sentido seguir utilizando referencias a los mitos clásicos y a la Biblia en una sociedad postsecular y en la que cada vez menos lectores están familiarizados con la cultura grecolatina? Y otra más, esta para escritores de literatura infantil y juvenil: ¿has pensado hasta qué punto debes autocensurarte?
En todos estos asuntos, cada cual tendrá que buscar sus propias respuestas.
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Diálogos
Hago un pequeño apartado para los diálogos, con unos cuantos artículos que tratan el tema. Para empezar, esta entrada recopila unos cuantos consejos básicos. También hablé sobre el peligro de caer en el dubbese, un problema que arrastran los escritores que se basan más en las películas que en la vida para escribir las conversaciones de sus personajes. Por último, en este artículo menciono cinco cuestiones ortográficas o gramaticales que debes respetar a la hora de formatear los diálogos correctamente.
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Constancia y rutina
Creo que establecer una rutina de escritura es importante, como lo es para realizar ejercicio o desempeñar cualquier otra actividad. En esto, sin embargo, ocurre lo mismo que con la diferenciación entre escritores jardineros y arquitectos. Hay autores que todos los días escriben religiosamente una cantidad de tiempo o un número de palabras determinado (con respecto a medir la productividad en palabras también hay que tener cuidado, por cierto); otros, en cambio, vomitan una primera versión de un manuscrito en dos meses o en cuarenta y ocho horas.
A mí me gusta la rutina. Mejor dicho: la necesito para terminar la cosas. Aquí tengo una pequeña reflexión al respecto. Por aquel entonces, pensaba de forma parecida a como pienso ahora, pero no idéntica. Resulta que sí se puede escribir muchos libros en poco tiempo. De hecho, hay quien defiende que se pueden escribir 10.000 palabras al día. La diferencia es esta: otros pueden; yo, no. Hay que conocerse a uno mismo.
Si en algún momento del proceso no sabes por dónde seguir y te has hartado de mirar la página en blanco, en esta entrada hablé de algunos consejos sobre cómo vencer al temido bloqueo del escritor.
Por último, uno de los consejos más importantes sobre cómo escribir una novela que vas a leer jamás es este: termina lo que empiezas. Incluso aunque la historia acabe en un cajón y nunca vuelvas a ella, trata de cerrar todas las tramas abiertas y encontrarle un final. Es la mejor forma de aprender. Si quieres saber cómo cerrar bien una historia, también he escrito un artículo sobre eso.
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Revisiones
Una vez terminado el primer borrador hay que dejarlo reposar un tiempo, vaciar nuestra mente y centrarnos en otras cosas para que podamos retomarlo más adelante con cierta distancia. Dicen que escribir es reescribir, y me parece que es cierto aunque, de nuevo, otros autores piensan lo contrario. A la hora de corregir, recuerda que los sinónimos absolutos no existen: cada palabra tiene aparejado un componente literal, uno estético y otro emocional. Este artículo sobre cómo encontrar los problemas de nuestra novela también puede serte de utilidad para sistematizar el proceso.
Una vez estemos satisfechos, llega el momento de abrir la puerta y dejar que entren los lectores cero, y luego los editores, los correctores y, solo al final del todo, los lectores. Habría mucho que discutir sobre esta fase de corrección, pero no quiero que este artículo acabe resultando todavía más extenso. Hay blogs muy buenos en internet que se centran casi por completo en estas cuestiones.
Simplemente recuerda, cuando termine todo el proceso, que la novela perfecta no existe. Trabaja duro, trata de conseguir el mejor resultado posible, pero acepta al mismo tiempo tus limitaciones. Hay que saber cuándo parar (y empezar la siguiente). Llega un punto en el que no puedes seguir aprendiendo en privado. Necesitas mostrar tu trabajo al mundo para poder mejorar en tus siguientes novelas.
En este sentido, publicar un libro supone renunciar a todos los otros libros en los que podría haberse convertido.
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Publicación tradicional, autopublicación, concursos y alternativas
Ya has terminado tu novela. ¿Y ahora qué? Si tu objetivo es vivir de la escritura, tengo malas noticias para ti (no es imposible, pero las posibilidades no están precisamente a tu favor). Eso sí, tampoco caigas en el mito del artista muerto de hambre. El trabajo se paga; que nadie te intente convencer de lo contrario. Puedes regalar tus libros si te apetece, faltaría más, pero no se los regales a alguien que vaya a hacer dinero con ellos.
No te enfades con los editores, aunque esté de moda. En cambio, trata de entender cómo funciona la industria y qué motivos se esconden detrás de la toma de decisiones. Tampoco antagonices al resto de agentes que participan en el mundo literario. No pienses que todo es injusto y que nadie reconoce tu talento. Aunque fuera verdad, ese tipo de pensamientos no te va a ayudar en absoluto.
Si quieres vender mucho, dedica tiempo a pensar cómo funciona el mercado. Por otro lado, si quieres hacer arte puro, olvídate del mercado y las ventas. Y, si quieres algo intermedio, actúa acorde a ello. Todas son opciones estupendas, pero cada una de ellas tiene consecuencias. Acepta las cosas como son. Aprende lo que puedas, sé humilde, cambia de estrategia si es necesario y sigue intentándolo.
Hablé de los peligros de la autopublicación y también de sus ventajas. Son dos artículos que tienen bastantes años. Algún día volveré a ellos para actualizarlos, si bien me parece que en lo fundamental las cosas no han cambiado, aunque el panorama haya sufrido una transformación enorme. Si te propones autopublicar, te recomiendo que consultes otras fuentes mucho más recientes e informadas, como la plataforma MOLPE de Ana González Duque o el grupo de Facebook de “El escritor emprendedor”. Allí encontrarás toda la información que necesites.
En cuanto a los concursos, lo mismo. Han pasado cinco años desde que escribí dos artículos con el título click-bait de cómo ganar un concurso literario (era 2015 y las listas estaban de moda, no me juzgues). La mayoría de las cosas que propongo son de sentido común: elige concursos que realmente puedas ganar, respeta las bases a rajatabla, lee la letra pequeña y mantén un registro actualizado de qué has enviado y a dónde.
Por último huye de la coedición (el 99,9% de las veces es un timo), de los contratos que te exigen vender un número fijo de ejemplares durante la presentación o pagarlos de tu bolsillo y de los vendedores de humo que te prometen enseñarte a escribir un bestseller en diez cómodos plazos.
A medida que se han reducido las ventas de libros se ha ido generando una industria paralela que ha optado por cobrar a los escritores en lugar de a los lectores. Algunos de estos servicios son imprescindibles, otros voluntarios pero interesantes, pero también hay mucho aprovechado que intentará obtener dinero de ti a cambio de promesas vacías. Por eso no te olvides de investigar siempre aquellas editoriales que te ofrecen un contrato de publicación.
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En conclusión
En este extenso artículo he tratado de desgranar el proceso de cómo escribir una novela. Son siete años de lecturas, experiencias y trabajo duro. No existe una hoja de ruta, porque cada uno cuenta la película tal y como le viene.
Sea como sea, y como comenté al principio, si alguna de estas reflexiones sirve para que te sientas algo menos perdido en el proceso de escribir tu novela, me doy por satisfecho. Si tienes dudas sobre cualquier otra cuestión que te gustaría que tratase en el futuro, déjame un comentario abajo.
¡Solo me queda desearte mucha suerte y feliz escritura!
Escritor de ficción especulativa, slipstream y novela negra. Bloguero inquieto (e inquietante) también se dedica a la traducción y realiza informes editoriales. Le gusta desmontar historias para ver cómo funcionan por dentro, aunque luego no sepa armarlas de nuevo. Autor de Lengua de pájaros, Duramadre y Fantasmas de verde jade (todas con Obscura Editorial).
Qué decirte. Un artículo “masterpiece”. Espero que yo o alguien seamos capaces de aprovecharlo como se debe. Mil gracias.
El mejor artículo que he leído sobre como escribir una novela, información muy valiosa, muchísimas gracias por tan magno aporte.
Primera vez que entro a este blog. Desde ya, guardado en favoritos. Ahora, el siguiente paso: adentrarme en semejante rincón de consejos y experiencias propias. Saludos y muchas gracias de antemano.
Me encantó tu página. Sobre todo, la sinceridad con que encaras el oficio. Saludos Víctor.